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Tamara Falcó y Belén Esteban, dos novias en busca de vestido

La princesa de pueblo recurrió a Ana Rosa para solucionar la papeleta de su atuendo de novia y Tamara Falcó parece que le ha lanzado un S.O.S a Carolina Herrera para que confeccione los dos modelazos que quiere lucir en la boda.

Tamara Falcó

Tamara Falcó asiste a un desfile de Carolina Herrera, en 'La marquesa' de Netflix.

El culebrón de la marquesa ha desengrasado la tensión alimentada por los políticos en esta hedionda campaña electoral en la que andan los mandatarios de todos los colores echándose detritus unos a otros. Que si ETA, que si Bidu, pero de lo nuestro, de lo cercano… nada. Por eso, no es de extrañar que los españolitos llevemos una semana viviendo sin vivir en nosotros por culpa del (no) traje de novia de Tamara Falcó.

La que estaba llamada a ser la heredera de la reina de corazones se quedó compuesta y sin novio por culpa de unos cuernos. Dos meses necesitó para reconducir el negocio del bodorrio y, cuando faltan solo siete semanas para el gran día, Tamarita se ha quedado compuesta y sin traje de novia. Con todo firmado, exclusiva incluida. Y con una boda que más que boda se antoja un negocio. Entre pitos y flautas, gratis total. ¿Y si todo este follón fuera una señal de la Divina Providencia?

Tamara Falcó se ha quedado sin traje de novia y no ha sido ella la que ha dado la espantá. El mutis por el foro lo ha hecho Sophie et Voilà, la firma que se iba a encargar de diseñar sus dos trajes de novia. Si quieres ser una novia chic, tienes que cambiarte de modelazo para el baile. Ya se sabe, los nuevos tiempos del consumismo.

Tamara Falcó y la sombra del plagio

Mediante un comunicado anunciaron que “lamentablemente, el acuerdo entre Sophie et Voilà y la señora Falcó para la confección de su vestido de novia ha tenido que ser resuelto como consecuencia del incumplimiento contractual por parte de la señora. Falcó”. La cosa continuaba así: “Sentimos un profundo respeto por la creación artística de otros compañeros y nuestra ética empresarial nos impide traspasar ciertos límites que pondrían en peligro la autoría original diseño”. Las diseñadoras dejan claro que no están dispuestas a plagiar a ninguna firma, algo que minaría su reputación y profesionalidad, aunque se lo ruegue la mismísima Tamara Falcó.

Drama nacional. Monotema en todas las televisiones. Los y las corredoras de aeropuerto con sus alcachofas llevan una semana detrás de los protagonistas para arrancarles una declaración con la que poder abrir el programa. El novio quitándole importancia al tema, “son cosas que pasan”. La novia, protagonista de la portada de la biblia del corazón, no habla del vestido en la entrevista y se ha mantenido callada como una muerta, esperando al jueves. De un tiempo a esta parte El hormiguero se ha convertido en el centro neurálgico de los comunicados oficiales de la marquesa.

“¿Vas a hablar del vestido?”, le interrogaron Trancas y Barrancas al comenzar la tertulia. “Hay una alarma nacional, estamos sin dormir”, le espetó Pablo Motos. “Bebo un poco de agua y voy”, dijo Tamara Falcó.

Tamara reconoció que presentó a la diseñadora Sofía Arribas ideas para su futuro diseño nupcial, como hacen muchas novias. “Yo tenía en mente un vestido que había visto hace un montón. Se lo enseñé a mi hermana para su boda, pero a ella no le gustó y a mí me encanta”.

La primera prueba debió ir sobre ruedas. La historia dio un giro de 180 grados con la segunda cuando, según Tamara, las diseñadoras realizaron modificaciones que no coincidían con sus deseos. “El vestido había cambiado totalmente. Y con la mala pata de que vino mi madre, que es muy exigente. Habían añadido unos volúmenes... Mi madre no entendía nada. Mi hermana fue la única que dijo: 'Vas a ser la novia más guapa'. Pero cuando bajé con el vestido solo hubo silencio. Fue súper incómodo”.

Tamara, que va de diseñadora y tiene su propia colección en Pedro del Hierro, confesó que existía un contrato con Sophie et Voilà. “Me hubiera gustado haber llegado a un entendimiento con la firma. Podíamos haber acabado muy bien. Pese a lo que se ha dicho, no me considero una persona difícil para trabajar”, afirmó mirando a sus compañeros y enumeró varias marcas con las que mantiene una relación profesional. “Tengo muy buenos abogados y pusieron que, si se torcía la cosa, no me tenía que casar con ese vestido”, añadió. Lo que no desveló es que el contrato de marras ronda los 150.000 euros por vestirse de novia gratis y ser el rostro de la firma vasca durante un par de años.

Noble y plebeya igualadas por un rechazo

A final somos todos iguales. Ni nobles, ni villanos; ni patricios, ni plebeyos. La marquesa de Griñón ha sido rechazada como lo fue, en su día, la princesa del pueblo. Nadie quiso vestir a Belén Esteban en su primera boda. Rosa Clará, Victorio y Luchino y Pronovias le dieron calabazas a la Esteban. Ninguno quiso firmar su traje de novia, escudados en la falta de tiempo. A la marquesa de Griñón la han dejado tirada por déspota, caprichosa y por querer copiar una prenda de Chanel.

Un inciso. No se dejen engañar por la presunta candidez de Tamara Falcó, detrás de las cámaras se desdobla. Es algo así como Dorian Grey, el personaje hedonista y superficial creado por Oscar Wilde. A Tammy las cámaras le impiden mostrarse ante los demás como el ser que verdaderamente es. Lo que le pasaba a Grey con el retrato.

El Chanel se paga

Regresando al quiz de la cuestión. Tamara, si quieres esa prenda la pagas, chata. Que sí, que eres la hija más mediática de Isabel Preysler, incluso heredaste un título nobiliario de tu padre, pero no le llegas a la suela del zapato ni a Carlota de Mónaco ni, por su puesto, a su elegantísima madre, Carolina. Ni vas a desfilar a caballo en la pasarela de la gran Coco, ni eres embajadora de la firma como ellas. Así que, a rascarse el bolsillo.

Con el tiempo pegado a culo, Belén Esteban recurrió a Ana Rosa para solucionar la papeleta y Tamara Falcó parece que le ha lanzado un S.O.S a Carolina Herrera.

De aceptar el reto, la diseñadora “amiga de mami” (engolen la voz al leerlo) y una de las favoritas de Letizia cuenta con siete semanas para solucionar el engorro. Imaginamos que tendrá que retocar alguno de aquellos con los que se le cayó la baba a Tammy en Nueva York.

La premonición de Netflix

Si no se acuerdan, recuperen el capítulo dos de La marquesa en Netflix. “Mis vestidos de novia favoritos creo que son los vuestros”, le decía a Carolina Adriana. “Subamos a verlos, que una nunca sabe”, le contestaba la hija de la diseñadora. Después de curiosear por la tercera planta de la tienda de Carolina Herrera en el 954 de Madison Ave, la Preysler le recalcaba a la niña. “No me asustes hija”. “A ver mami, el que se va a asustar es Iñigo cuando vea esto. Estoy en plan psicópata viendo vestidos de novia, antes de… Mami vamos a ver el atelier que es precioso”. “No seas boba hija, qué tonterías dices”.

La secuencia, impagable meses después, reafirma ese rumor que pulula por la calle que asegura que la reina de corazones no está muy contenta con el bodorrio Falcó-Onieva. Continuará…

Sobre el autor de esta publicación

Miran DaTele

Miran DaTele nació con las 625 líneas, cuando la televisión era en blanco y negro y en España sólo había dos cadenas: la primera y el uhf. Se come todo lo que le echen, lo disfruta con palomitas, patatas fritas y si no disfruta de sus dosis de tele diaria, no duerme. A veces no duerme porque se queda disfrutando hasta altas horas de la madrugada de lo que le echen. Ya saben, la televisión es nutritiva.