Hay algo podrido en el estado de Dinamarca (Hamlet. Acto I, escena IV). Siempre es buena idea pasear por los clásicos, pero en un día como hoy puede ser, incluso, obligatorio. Los Reyes, Felipe y Letizia, han finalizado este miércoles 8 de noviembre su primer viaje de Estado a Dinamarca. Lo que parecía un inocente y simple regreso al país donde se presentaron públicamente como prometidos se ha convertido en toda una pesadilla. La portada de la revista Lecturas, con Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova juntos en Madrid, ha amargado el encuentro real.
¿Qué hacía Federico de Dinamarca en Madrid a finales del mes de octubre? ¿Desde cuándo son tan amigos Federico y Genoveva? (miss picante para MasterChef). ¿Qué infausta casualidad ha provocado que la exclusiva se publique coincidiendo con la visita española?
La noticia explotó el martes por la tarde cuando alguien reventó la exclusiva de Lecturas. Con esa bomba informativa entre sus manos, los responsables de la revista decidieron publicar en redes la portada con una imagen a sangre de Federico y Genoveva paseando sonrientes junto a un titular que dice “Genoveva y Federico de Dinamarca juntos. El futuro rey la visitó en Madrid y durmió en su apartamento”. El escándalo estaba servido.
Letizia pide un ejemplar
Con un cebo de mentiras pescas el pez de la verdad (acto 2, escena I).
La noticia voló hasta la tierra de los honrados para soliviantar la segunda jornada de la visita española. Tanto que incluso nuestra Reina sacó a la periodista que lleva dentro y pidió que le hicieran llegar el ejemplar de la revista. Disimular, lo que se dice disimular, ya sabemos que a Letizia no se le da bien. Así las cosas, las imágenes de la visita a la exposición Luz en movimiento, en la Gliptoteca Ny Carlsberg y de la cena posterior se convirtieron en toda una prueba de fuego para especialistas en comunicación no verbal. Ya saben, la que no miente.
Portada de la revista 'Lecturas'.
El careto de nuestra reina, sentada entre Margarita y Federico, era absolutamente bíblico. Tampoco era un campo de amapolas el rostro de Mary Donalson. Por más que la princesa heredera intentara sonreír, su mueca se mostraba postiza, tanto que no colaba. Ninguna de las testas coronadas fotografiadas esa noche parecía disfrutar del presente.
Para colmo, antes de la publicación del número de la revista en cuestión, a las tres de la madrugada, Genoveva Casanova enviaba un duro comunicado a través de sus representantes legales. “Por medio del presente escrito les instamos formalmente a que anulen, rectifiquen y/o desmientan el artículo de ocho páginas con portada del 08/11/2023 y cualquier afirmación o insinuación difundida por Lecturas en la que se manifieste la afirmación e insinuación de una relación sentimental con S.A.R. El Príncipe Federico de Dinamarca que, siendo totalmente falsa, su divulgación causa un grave perjuicio al honor y a la imagen de mi representada, así como de Su Alteza Real por ser un medio de gran difusión y faltar absolutamente a la verdad".
Por su parte, la casa real danesa, que no suele entrar al trapo, también emitió un comunicado. “Mantenemos una política desde hace años de no comentar ni confirmar cualquier detalle relacionado con asuntos privados. Además, nos gustaría enfatizar nuestro compromiso de respetar la privacidad de los miembros de la Familia Real, incluido el Príncipe Heredero”.
Federico de Dinamarca, viaja a Madrid
Palabras, palabras, palabras (acto 2, escena II).
Hoy es miércoles, día de revistas. Se suponía que estas tres jornadas iban a ser alimento de los sueños de los adictos al papel couché. Y así fue solo el primer día. Y la primera noche. Cuando el castillo de Christiansborg de Copenhague se transformó en el escenario de una cena en honor de los reyes Felipe y Letizia. Un ágape en el que la reina Margarita ejerció de anfitriona y estuvo arropada por los príncipes herederos, Federico y Mary.
Los pasillos del palacio danés se transformaron en una pasarela. Un desfile de tiaras, cierto alarde de condecoraciones y el menú abarrotaron esa noche las secciones de sociedad de los medios, además de incontables minutos de los magazines en televisión.
Letizia, como ya lo hizo en su presentación, dejó boquiabiertos a los cortesanos y cortesanas que viajaron al país de Hamlet para cubrir el viaje. No hay más que ver la portada de la biblia del corazón. En la cena de gala lució más regia que nunca. Apostó por un recuperado vestido de gala azul oscuro de Felipe Varela que adornó con la Tiara de Lis, una de las piezas más valiosa de las joyas de pasar de la corona española. Creada en 1906 por la firma española Ansorena en platino y brillantes con charnelas que representan la borbónica flor de lis, esta diadema fue un regalo de Alfonso XIII a su prometida, la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, quien la llevó el día de su boda, el 31 de mayo de 1906. ¿Y si la Tiara de Lis fuera gafe? Recuerden que aquella boda del siglo ha pasado a la historia por el atentado anarquista perpetrado por Matero Morral.
Tensión en la despedida
Cuántas veces con el semblante de la devoción y la apariencia de acciones piadosas engañamos al diablo mismo (acto 3, escena I).
Con la revista en la calle, la tercera jornada de este viaje ha mutado de festejo a velatorio. Sin la reina madre, las dos parejas, que se supone llevan una existencia paralela, iniciaron este miércoles la última jornada del viaje recorriendo el Centro de Arquitectura BLOX, en el que asistieron a una exposición y posteriormente participaron en una mesa redonda sobre desarrollo urbano y sostenible.
Los cuatro intentaron disimular la tensión, pero las imágenes hablan en silencio. Ni la expresión principesca, ni la real camuflaban la tragedia.
No era para menos. Las páginas fruto del seguimiento al que ha sido sometido Federico de Dinamarca durante su estancia en Madrid son el resultado de un trabajo concienzudo de los paparazzi. Que si un paseo por El Retiro, que si entradas y salidas en solitario al apartamento de Genoveva, para luego salir en coche hacia el Corral de la Morería. En el tablao flamenco los amigos disfrutaron de una cena en un reservado de donde salieron a la una de la madrugada rumbo al apartamento de la mexicana, ex duquesa consorte de Arjona y condesa de Salvatierra.
En plena vorágine de dimes y diretes, los príncipes de Dinamarca han despedido a los Reyes españoles. Allí se quedan los herederos sorteando una polémica más del príncipe enamoradizo, aquel que casi pierde la corona por una mujer.
Su vida estuvo plagada de escándalos y amoríos hasta que se topó con Mary Donalson, una abogada australiana que conoció en los Juegos Olímpicos de Sidney y con la que siempre hizo ver que había sentado la cabeza.
La virtud no se puede injertar en nuestro viejo tronco sin que quede algún resabio. (Hamlet. Acto 3 escena I).