La sombra de Harry es alargada. La familia del Rey tiene miedo de que Iñaki Urdangarin se marque una pataleta al estilo de los duques de Sussex y ha decidido callarle la boca con billetes. Parece que el excapitán del Barça, el propietario de los antebrazos más famosos del balonmano español, aquel que se dejó cegar por el relumbrón que rezuma la sangre azul tendrá que firmar una cláusula anti príncipe Harry si quiere que lo mantenga la Infanta Cristina.
¿Mantener o repartir el dinero ganado al alimón de aquella manera? El miedo es libre. El acuerdo de divorcio se firmará una vez que Irene, la benjamina del matrimonio, cumpla la mayoría de edad (el próximo 5 de junio) y prohibirá al ex deportista hablar de la Familia Real.
No vaya a ser que, como a Harry, le dé por escribir un libro y desvelar al mundo las entretelas del caso Nóos, los tejemanejes de su exsuegro apoyando, por ejemplo, las fechorías por las que el matrimonio fue juzgado, sus barbacoas con Corinna o las vergüenzas de la antigua Familia Real. Por no hablar de que se le ocurriera revelar quién fue el ideólogo o ideóloga de todo el entramado Nóos. Iñaki necesitó poco tiempo para aprender a operar cómo funcionaba desde hacía décadas la casa que le adoptaba. ¿Quién fue su maestro o maestra?
La oferta llamó a su timbre el año pasado. El ex duque em-palmado recibió una propuesta para escribir y publicar sus memorias, basadas en las anotaciones que apuntó en una libreta durante su estancia en la cárcel de Brieva, pero la rechazó. Como diría Jaime Peñafiel, Iñaki vale más por lo que calla que por lo que cuenta. ¿Quién tiembla de espanto ante la posibilidad de que suelte la lengua?
Cómo pagar el silencio de Urdangarin
Tres años y medio en la cárcel bien valen una pensión vitalicia. Si el dinero está fuera o dentro, a Iñaki parece que le importa un bledo. El segundo divorcio real no se ha hecho esperar tanto como la irrupción matrimonial del primero. En este caso solo había dos escollos, la mayoría de edad de Irene y cómo pagar el silencio.
Al firmarlo siendo mayores de edad todos los hijos del matrimonio, no sería necesaria la actuación de la Fiscalía. El divorcio podría rubricarse ante notario en lugar de un juzgado, evitando así posibles filtraciones.
Respecto al tema económico, dicen que Urdangarin ha exigido dinero y propiedades para firmar el acuerdo. Las negociaciones se han acelerado porque Juan Valentín Urdangarin Borbón, el primogénito del matrimonio que en septiembre cumplirá 24 años, no está conforme con el trato que se le está dando a su padre. “Se está comiendo un marrón que no es suyo", ha denunciado. Por lo visto exigió que se le diera a su padre lo que se merecía o se acababa ya. Esta queja salpicó directamente a su abuelo en Abu Dabi.
Así, el emérito y la niña de sus ojos se pusieron manos a la obra. Según el periodista Juan Luis Galiacho, el dinero con el que se le va a pagar a Urdangarin no está en España. “Tienen que ver cómo le llega y a través de qué. No sé si se lo darán en donación a Juan Valentín y éste a su padre".
Según ha publicado Pilar Eyre en la revista Lecturas, “fue el Rey emérito el que le dijo a la Infanta ‘págale, hazlo por tus hijos’, que no vaya ese ahora con el cuento de la lágrima, pero también para que esté tranquilito, que no nos haga un príncipe Harry y se ponga a escribir sus memorias”.
Cristina no sabía, Urdangarin sí
Como todos los matrimonios catalanes, Iñaki y Cristina se casaron en separación de bienes. Seguramente firmaron un acuerdo prematrimonial, no tan férreo como el de Letizia. Ni en sus peores sueños se imaginaron que en 2018 la Sala Segunda del Tribunal Supremo condenaría a Iñaki Urdangarin a 5 años y 10 meses de prisión por los delitos de prevaricación continuada y malversación, tráfico de influencias, fraude a la Administración y dos delitos fiscales. Respecto a la Infanta, aunque fue absuelta, la Sala mantuvo su responsabilidad como partícipe a título lucrativo en los delitos de malversación de caudales públicos y de fraude a la Administración cometidos por su marido. Por todo ello se le condenó a devolver 265.088 euros.

La boda de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin. EFE
Cristina de Borbón basó su defensa en el “nunca he sabido cuáles eran los ingresos y los gastos de Aizoon” (siendo dueña al 50%). “Yo no tengo especiales conocimientos contables ni fiscales” (trabajando en la Caixa). “Mi marido y yo no hablábamos de Aizoon ni de nada que se le relacione, no eran temas que me interesase hablar con él” (ya tenía bastante con sacar adelante a cuatro churumbeles). “La tarjeta [Visa de Aizoon] la custodiaba él. Se la ofrecieron, y la aceptó. No recuerdo haber hecho ningún pago con esa tarjeta” (estaba a su nombre, pero la custodiaba él como en el medievo).
579 evasivas
Cristina de Borbón se libró del castigo, probablemente porque Roca, su abogado penalista, basó la defensa en echarle el muerto a su marido. En su comparecencia como imputada del 8 de febrero de 2017, la Infanta Cristina respondió al juez José Castro con 579 evasivas sobre su papel al frente de la sociedad de la que era copropietaria.
Ella no sabía nada. El que sí era conocedor y se auto inculpó fue su marido, el deportista. Ella no sabía nada, él sí. Él fue directo a la cárcel, ella se desvinculó de la Caixa y con 55 años encontró un cojotrabajo en la Fundación de Aga Khan. ¡Qué suerte la suya!
El gallardo caballero vasco ejerció de defensa real, lo que siempre se le había dado tan bien. Amortiguó los golpes a la monarquía y el 18 de junio de 2018 ingresó en la cárcel de Brieva. El resto ya es historia.