Bárbara y el Rey, historia de un secreto más que trillado

El programa de televisión 'Socialité' se sube al carro del señuelo televisivo para defraudar a la audiencia con chismes viejunos que llevan años llenando cientos de horas de programación

Bárbara y el Rey, historia de un secreto más que trillado

Europa PressBarbara-Rey

Bárbara Rey domaba elefantes, cuando Juan Carlos I los cazaba. La supuesta relación entrañable entre el rey emérito y miss vedette, la reina del destape, la emperatriz del circo ha sido (y es) un Guadiana del corazón. Un runrún de casquería constante que antaño alimentó chismorreos de redacción. Los presuntos devaneos sentimentales de su majestad se conocían, pero no se aireaban. Verdad o mentira. Se comadreaban en silencio. El rey era intocable. Lo fue hasta aquel 13 de abril de 2012 cuando su majestad se dio un soberano trompazo con un elefante en Botsuana. Aquel día a Juan Carlos I le cayeron encima Corinna y la corona.

Se levantó la veda, su supuesto brío amoroso dejó de ser privado para ocupar miles de páginas negro sobre blanco. De la amiga entrañable, a la vedette, pasando por la dama del rumor, el hipotético historial de su majestad rebotó de los informativos a la telebasura. De Bárbara Rey ha hablado todo el mundo, todos se subieron al carro cuando se inauguró el festín de las entrañas. Valga como anécdota la descripción que hizo de ella en petit comité Mario Conde que la dibuja como “la mujer con las piernas más largas que jamás se hayan visto”. Por lo visto el día que la conoció la observó de soslayo, de abajo arriba y “aquello parecía no acabar nunca”.

Así las cosas, la no historia real aparece y desaparece de la parrilla televisiva con la cadencia de la búsqueda de audiencia, al compás de la necesidad. 'Socialité', programa ropavejero presentado por María Patiño que se alimenta de las desgracias del clan Jurado, Pantoja y poco más. Andan justo de concurrencia, por eso se suben al carro de la estulticia, venden un especial Bárbara y el Rey: Historia de un secreto, un sucedáneo periodístico con el que pretenden arrojar luz a la relación que supuestamente mantuvieron Bárbara Rey y Juan Carlos de Borbón hace años.

Al terminar el bombardeo promocional de los Gavilanes, Telecinco se ha aplicado con ganas en el cebo de este especial de 'Socialité' con el que buscan dar un zarpazo de audiencia a las reposiciones de La ruleta de la fortuna que, de manera gratuita, se acercan peligrosamente.

Bárbara y el Rey: Historia de un secreto se presenta como un programa en dos piezas de 25 minutos de duración emitidos entre el 19 y 20 de febrero a las 13.30 horas. Desde 'Socialité' lo venden como un trabajo documental. Pues sí, nada más que un corta pega hilado con la dicción cantarina habitual del programa.

Con el marchamo de La Fábrica de la Tele, Bárbara y el Rey cuenta con testimonios de periodistas como Juan Luis Galiacho (primero en desvelar el Gayágate), David González, Fernando Rueda y Chelo García Cortés, que en su día mantuvo una estrecha amistad con la exvedette, para vender como novedad más de lo mismo, apoyado con imágenes de archivo y con declaraciones supuestamente novedosas y en exclusiva.

Otro bluf de 'Socialité' que se sube al carro del señuelo televisivo para después defraudar a la audiencia con lo que ya sabe todo el mundo, chismes que desde hace años ya han llenado cientos de horas y de programas. No es la primera vez.

Mucho ha llovido desde que el equipo de investigación de El Mundo escandalizara a la sociedad de la época con la publicación de los Papeles del Cesid, cuando desvelaron la historia del chalet de Aravaca (propiedad del Cesid), aquel que escondía cámaras de grabación entre los huecos del aire acondicionado, aquel en el que había orden de tener champán y fruta permanentemente en la nevera, así como un bote de Nivea y un frasco de Calvin Klein en el baño, aquel al que se escapaba el emérito en moto, esfumando su identidad dentro del casco. Allí está todo, bendita hemeroteca. Ríos de tinta se han escrito.

¿Qué necesidad había de remover la boñiga? Ah, sí, es verdad, un apuro de audiencia. Reconozcamos que en cebo y promociones la maquinaria de la cadena de Fuencarral es arrolladora. Bombardean con totales de la exíntima amiga de la mujer más deseada de la época, Chelo García Cortés, la colaboradora de Sálvame, sostiene en los avances que “lo quiso mucho” (refiriéndose a Bárbara) y que “ha pasado mucho miedo” porque hubo un momento que se sintió amenazada. "Están llegando al límite y yo soy una persona que no me paro ante nada. Prefiero que, si me matan, por lo menos la gente sepa quién lo ha hecho". ¿Cuántas veces habremos visto esas confesiones de Bárbara Rey después del famoso robo en su hogar?

Si algo ha quedado claro en toda esta supuesta historia de faldas es que, comparadas con Corinna, tanto Marta Gayá como Bárbara Rey son la prudencia personificada. Una más que otra. La mallorquina, en este sentido, nunca ha hecho ruido y la exdomadora de elefantes jamás ha confirmado su presunta relación regia (tampoco la ha desmentido). Lo suyo ha sido más bien navegar entre la marejada, jugar a hacer caja, insinuar sin decir nada.

"El Rey se cansó como se cansaba de todas, para él no era una relación lo suficientemente importante a nivel afectivo", añaden los periodistas un momento de la carnada. Lo mismo le pasa a la audiencia, también está cansada de ver siempre lo mismo.