“No vengo a insinuar, vengo a contar”. Durante años, Bárbara Rey se ha paseado por los platós de televisión insinuando su relación con Juan Carlos I, diciendo sin decir nada. Se sentaba, aguantaba estoicamente las puyas taurinas de los tertulianos y se iba con el bolsillo lleno. Le pagaban por no decir nada. Cuando semejante chascarrillo sobre los cuernos reales siempre fue la comidilla de todas las redacciones de este país, de puertas para dentro eso sí.
Si en este país hubo un tiempo en el que nadie se atrevía a hablar claro de un comadreo que es más viejo que el hilo negro, las cosas han cambiado. Bárbara Rey se sentó en el Chester de Risto para hablar sin tapujos, entre otras cosas, de la cama real, de los malos tratos que sufrió con su marido y del Síndrome de Estocolmo en el que vive.
La entrevista fue un bombazo de audiencia. Viajando con Chester obtuvo un estupendo 13,7% de cuota de pantalla, sentó frente al televisor a 1.451.000 espectadores. Si algo sabe Risto es generar expectativa. Su entrevista con Bárbara Rey alcanzó su máximo de temporada y la segunda mejor cuota de su historia en Cuatro.
El publicista llevaba años detrás de esta entrevista y por fin se le alinearon los astros. Bárbara Rey ya no tiene miedo a hablar. Más que nada porque Corinna, otra de las amantes reales, hace tiempo que levantó la veda. No es lo mismo largar ahora de su majestad que en las postrimerías del siglo XX.
La ex de Ángel Cristo aclaró muchos rumores, desveló otros y, en ocasiones, su lenguaje corporal convirtió los silencios en respuesta. No se cortó a la hora de confesar que desde el tálamo de la infidelidad real escuchó muchos secretos de Estado, pero tampoco ocultó lo mal que se portó el caprichoso monarca o los malos tratos que sufrió y el infierno que vivió con el domador de leones.
Bárbara, ¿cuándo conociste al Rey?
Risto entró sin tapujos al asunto real. ¿Cuándo conociste al Rey? En 1977. “Fue él quien contactó conmigo. Me llamó para decirme que me seguía, pero yo no estaba en casa. Entonces vivía con una amiga, una especie de secretaria, y fue ella quien cogió el recado. Yo estaba convencida de que se trataba de algún amigo cómico, tenían muchos que lo imitaban muy bien”, relató.
-. ¿Te dijo de quedar?, insistió Risto.
“Se lo trabajó. Fueron muchas llamadas”, le contestó Bárbara al tiempo que desmentía a los periodistas que han negado que ella haya pisado La Zarzuela. Confirmó que su relación con el Rey duró hasta que se casó con Ángel Cristo. Como no podía ser de otra forma, ella mantuvo otras relaciones al mismo tiempo. A Risto le confesó dos: Paquirri y Rexach. Un torero y un futbolista. Puro sentimiento ibérico.
La relación de Bárbara Rey con su majestad tuvo dos etapas. Esta primera que duró tres años y una segunda cuando ya era una mujer divorciada, quizá la más conflictiva. Fueron los años de los rumores, las grabaciones, de los supuestos chantajes y de los supuesto pagos con dinero público.
Confesó haber grabado al rey porque a ella le habían grabado en otro lugar. En el picadero real. Aquel que escondía cámaras de grabación entre los huecos del aire acondicionado, aquel en el que había orden de tener champán y fruta permanentemente en la nevera, así como un bote de Nivea y un frasco de Calvin Klein en el baño. Aquel al que se escapaba el emérito en moto, esfumando su identidad dentro del casco. Si está todo contado. Bendita hemeroteca. Ríos de tinta se han escrito. "Lo hice quizá mal aconsejada”, recalcó.
Vetada por el Rey o alguien de su entorno
Contra todo pronóstico, negó que ella chantajeara al Rey ni que recibiera dinero público relacionado con alguna foto robada con el emérito tocándole una teta. Eso se lo achacó a un fallecido del que no quiso hablar. “Porque tiene familia y me demandarían. Nunca me pagaron por mi silencio. Todo el material que tenía me lo robaron. Está en manos de otros”.
Para justificarse recordó haber escuchado alguna de aquellas cintas en una especie de documental. Probablemente se refería a Salvar al rey, documental estrenado por HBO Max del que se deduce que de las supuestas fechorías reales son todos son culpables. La Constitución por hacer de su figura algo inviolable, los políticos de todos los colores por consentirlo y los periodistas por callar. "He tenido conversaciones en los contestadores y las he borrado todas. Una persona que tiene pensamientos de hacer algo, lo va guardando", se justificó.
Bárbara Rey subrayó en varios momentos que el Rey, hoy emérito, no se portó nada bien con ella. "Yo nunca tuve mala fe con él, pero él no se portó bien conmigo. Me destrozaron la carrera. Me vetó él o alguien de su entorno. Yo tenía que mantener a mis hijos, sacarlos adelante y él no hizo lo más mínimo", descubrió la presentadora del mítico Palmarés.
Está claro que aquella foto robada la situó de nuevo frente a la pantalla. “No cobré nada que no fuera por mi trabajo. Me puse a trabajar en televisiones públicas, el dinero que yo ganaba era dinero público, pero si alguna vez salió algo de los fondos, lo desconozco por completo. Eso sería él”.
La actriz comenzó a sentirse incómoda, ya estaba harta. No quería hablar más de aquel que trajo la Democracia y que perdió el respeto de su pueblo por el ansia de dinero y por no poder mantener la bragueta subida. “No quiero hablar más de él, porque no me trae buenos recuerdos”.
Palizas, celos enfermizos y consumos
Antes de entrar al affaire real, Bárbara ya había conmovido a Risto con el relato sobre el infierno que vivió en su matrimonio con Ángel Cristo.
“Me llegó a disparar. Él siempre llevaba el revólver encima. Se volvía loco y vi la muerte más de una vez”. A quien corresponda, esta señora denunció en su día los malos tratos, pero por ser vos quien sois y por la época en la que lo hizo, las fuerzas del orden jamás le hicieron caso.
A pesar de las palizas, los celos enfermizos y los consumos, Barbara Rey relató, entre lágrimas, que Ángel Cristo ha sido el amor de su vida. “He querido a Ángel con locura. Él nunca tuvo noción de lo que yo le quería. Era muy inseguro”. Pero esa es una relación tóxica, le contestó Risto. “Yo me he vuelto a enamorar de mi marido. He llorado de felicidad. Y mira que es difícil. Se lo he dicho a mi hija: ¡Me he vuelto a enamorar de tu padre, sabiendo todo lo que me hizo! Ahora me toca desenamorarme. Puede que sea esta la terapia que necesitaba”, le decía con cierta angustia a Risto.
En ese momento explotaron las redes. Desde la lejanía y la impunidad que aporta la máscara de la pantalla, vilipendiaron su discurso de mujer maltratada defensora del maltratador. Sin empatía. Lo cierto es que lo suyo no es más que fruto de lo que ella misma confeso, jamás ha hecho terapia con un profesional y está claro que la necesita. Ese infierno que vivió como el amor de su vida no lo es. Es evidente. Ella no lo ve porque su concepto de amor está distorsionado porque aquella mujerona de piernas interminables, la actriz liberada comehombres no es más que una niña herida que solo aspira a que la quieran. Aunque la quieran mal como la han querido.
Risto seguía metiendo el dedo en una llaga conocida. “¿Ángel te maltrató física y psicológicamente?”, insistió.
“Mucho. Muchísimo. Casi desde que me casé con él, desde mi primer embarazo. Nada más tener a mi hija me debía haber separado, pero no lo hice. Los primeros malos tratos fueron al tiempo de casarme. Aguanté nueve años, porque le quería muchísimo y por pena. Ángel me quería con locura, pero no sabía quererme y yo sabía que él iba a sufrir muchísimo si lo dejaba. Yo ya había empezado a dejar de quererle y sabía para él iba a ser terrible. Se habría vuelto más loco de lo que estaba”, remató.
Nadie como Risto para dar por finalizada la entrevista. Por supuesto, regresó al tema que de verdad le interesaba.
-. ¿Le has pedido dinero al rey?
-. He dejado entrever que me hacía falta, mucha falta. Pero no ha servido de nada, como el que oye llover. En una ocasión que mi hermana estaba enferma de cáncer y no me ayudó.
Desde el otro lado de la pantalla nos quedamos con ganas de más. ¿Por qué llamó a su hija Sofía? Menuda guasa. ¿Qué piensa de lo que ocurrió con Sandra Mozarowsky? ¿Conoció a otras amantes? ¿Es verdad que fue una habitual del bingo y dilapidó su fortuna con el juego?