Si esta semana entrante la vicepresidenta Yolanda Díaz consigue un acuerdo en el marco del ‘diálogo social’ con los sindicatos y la CEOE para la subida del SMI a 1082 euros, su balance de gestión en el Gobierno de Sánchez se verá ampliado tras haber logrado con anterioridad el importante acuerdo de la reforma laboral.
Lo que sin duda reforzará el liderazgo de Yolanda Díaz en el Gobierno y en la izquierda y lo que la debería llevar a la conclusión de que debe medir mucho sus pasos y sus tiempos antes de presentar su plataforma Sumar (y a ser posible no antes de los comicios de mayo) y su candidatura a la presidencia del Gobierno.
Porque lo que para ella y Sumar está en juego no sólo son las elecciones generales de diciembre -a la vista de lo que pase en los comicios de mayo- sino el futuro de la izquierda a partir del día uno de enero de 2024.
Elecciones generales de diciembre ante las que Yolanda Díaz e Íñigo Errejón podrían unirse en un proyecto innovador y de futuro de la izquierda bajo la marca ‘Sumar País’, dejando fuera a Pablo Iglesias y a UP. Lo que arrastraría muchos votos de Podemos y del PSOE y los convertiría en cuarta (o incluso tercera) fuerza política del país con un mínimo de 20 escaños y a sabiendas que algunas encuesta llegaron a pronosticar 60 diputados para una coalición liderada por Yolanda Díaz.
Por eso Yolanda no se debe precipitar -como pretende Iglesias para tenerla de rehén- en anunciar su proyecto y quiénes son sus aliados prioritarios antes de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Porque en ellas se va a saber si Sánchez puede ganar los comicios de diciembre o reeditar la coalición de gobierno actual. O si por el contrario queda claro que ganará las elecciones Feijóo y que podrá gobernar con Vox.
Y estas incógnitas, que quedarán despejadas el 28 de mayo, son las que deben condicionar la decisión y el proyecto de Yolanda Díaz que, en el caso de posible e imparable victoria del PP, debería de contemplar dos frentes: la batalla electoral de diciembre y la construcción de la nueva izquierda que se puede articular en torno a su liderazgo a partir de 2024.
Y para ambos escenarios encaja perfectamente el posible pacto de Díaz y Errejón, bajo la marca Sumar, o incluso ‘Sumar País, porque una victoria del PP en diciembre metería en crisis al PSOE y UP, y permitiría el nacimiento de una nueva izquierda nacional y transversal en 2024 sin Sánchez ni Iglesias.
Un futuro donde el PSOE, fracasado Sánchez, se vería obligado a girar y a recuperar el centro izquierda socialdemócrata, dejando a su izquierda un amplio espacio político. Y ello mientras UP estará en vías de su liquidación como le ocurre ahora a Cs tras la espantada de Villacís.
Y de todo ello sólo tendrá la culpa Pablo Iglesias por: su traición al proyecto fundacional de Podemos con la expulsión de Errejón y otros fundadores del partido; y con motivo de la falta de liderazgo, incompetencia y disparates del propio Iglesias, Belarra y Montero a su paso por el Gobierno.
Así se ha comprobado con la Ley del ‘solo sí es sí’ que beneficia a violadores y agresores sexuales, la Ley Trans que desampara a los jóvenes, el apoyo a Putin en la guerra de Ucrania y los continuos insultos a sus adversarios y a los jueces y los empresarios. E incluso a la propia Díaz a la que Iglesias llamó ‘miserable, traidora y estúpida’.
Además es lógico que Errejón no quiera estar (para no tropezar en la misma piedra de Iglesias) en una coalición con Podemos, que pretenden tener la hegemonía en las listas electorales de Sumar. Y máxime cuando Errejón y Más Madrid pueden obtener, un excelente resultado en los comicios de autonómicos y municipales e incluso conseguir la alcaldía de Madrid para Rita Maestre.
Y naturalmente, y al margen de IU y PCE a los que representa Díaz y con Más País que lidera Errejón, la nueva coalición ‘Sumar País’ contaría con apoyo de los partidos de Colau (ECP) y Baldoví (CP) así como con ‘los verdes’ y otras confluencias regionales y locales.
Pero sobre todo una iniciativa como sería ‘Sumar País’ tendría cohesión y coherencia, con el liderazgo político de Yolanda y la aportación ideológica de Errejón (como interlocutor español en la nueva izquierda europea), frente a los disparates y deriva antisistema, antiespañol y antieuropeo de Iglesias y sus adjuntas Belarra y Montero, las que no están en condiciones de liderar la cabecera del cartel electoral de UP.
Naturalmente, esta operación de Yolanda y Errejón tendrá un coste político en el corto plazo y sufrirá la fiera agresión de Iglesias, Echenique, Belarra y Montero (que con sus insultos también les enviaran sus votantes a Sumar) y también Díaz sufrirá la presión de Sánchez advirtiéndoles de los riesgos de una ruptura de la izquierda radical para que no rompan con UP. Una presión interesada porque esa ruptura le permitirá a Díaz entrar en los caladeros de votos del PSOE.
Pero a medio plazo, en las elecciones de diciembre, y a futuro si se confirma el triunfo de Feijóo y la llegada al poder del nuevo y eventual Gobierno de PP-Vox, Sumar y Yolanda Díaz podrán aspirar a todo. Empezando por liderar la izquierda española, con Iglesias desaparecido y un PSOE dividido entre Sánchez y García Page.
E incluso en 2028 Yolanda Díaz podría presidir el Gobierno nacional tras la senda de la profecía de Iván Redondo en la que anunció que llegaría a ser la primera mujer presidenta del Gobierno español.