En una hora y veinte minutos de discurso, Pedro Sánchez exhibió ante el pleno del Congreso su traje más de izquierdas, anunciando una batería de medidas de claro corte socialdemócrata y muchas de ellas del gusto de Unidas Podemos.
De su intervención se deduce claramente que Sánchez ha decidido afrontar la recta final de la legislatura con medidas de claro corte progresista, a algunas de las cuales se había resistido a lo largo de la legislatura.
Sin lugar a dudas, la más llamativa es el impuesto a las entidades bancarias que, aunque sea excepcional y temporal, supone un paso cualitativo y cuantitativo -se recaudarán 1.500 millones de euros por año- y un punto de inflexión a los mensajes que hasta ahora había lanzado la parte socialista del Gobierno.
Además, Sánchez confirmó que también pondrá en marcha en 2023 otro impuesto a las grandes empresas eléctricas, gasistas y petroleras, por lo que también se ingresarán otros 2.000 millones adicionales.
Pero no se quedó ahí. Anunció gratuidad de los abonos de Renfe en cercanías, rodalies y media distancia; becas complementaria de 100 euros para un millón de alumnos para potenciar el “ascensor social”; una partidas de 200 millones para el autoconsumo en edificios públicos; construcción de 12.000 viviendas en Madrid de las que el 60% será públicas, etcétera.
Todo ello aderezado con un discurso en el que puso en valor la acción del Gobierno frente a la pandemia, el volcán, los fenómenos meteorológicos adversos o la guerra de Ucrania. Y añadió: “Cada cual puede preguntarse qué sucedería si estuvieran al frente del país quienes en otras crisis, como la financiera, nunca apostaron por los ERTE y sí por el despido libre; si estuvieran en el Gobierno quienes en lugar de fortalecer el estado del bienestar abrieron la puerta a su privatización”.
Y es que Sánchez sí estuvo muy duro con el PP a quien acusó de querer seguir bloqueando el CGPJ para “poder revocar las conquistas sociales como son el derecho a la aborto a la eutanasia”.
El presidente del Gobierno hizo una primera parte de su discurso de contexto, de hombre de Estado, reconociendo que habrá que adoptar medidas de ahorro, que la inflación es el principal enemigo y que el Gobierno se empeña en combatirla. “Quiero hablar claro a la gente y no voy a disimular ni los riesgos, ni tampoco voy a adornar la situación tan compleja que están atravesando Europa y España, pero tampoco voy a entregarme a un catastrofismo sin base”.
Y, por ello, acabó su discurso con un mensaje de esperanza: “Les pido a nuestros conciudadanos que no les roben la confianza, no duden de la capacidad de España para sobreponerse a esta prueba. Nuestra democracia, nuestra economía, nuestro estado del bienestar son mucho más fuertes que cualquier obstáculo. Y nuestro proyecto europeo es mucho más fuerte que la autocracia de Putin”.
Y concluyó: “Hemos de sacudirnos el temor al miedo, y si lo hacemos, estoy seguro de que avanzaremos. Y cuando todo esto haya pasado, que pasará, España y Europa saldrán fortalecidas de esta prueba”.
Los partidos hicieron las valoraciones esperadas, pero llamó la atención que fuentes de Unidas Podemos no dudaron que las medidas anunciadas “pueden reorientar el rumbo del Gobierno y, a buen seguro, recuperar el apoyo parlamentario del bloque de investidura”.
La sesión se interrumpió por la mañana y a las 16.00 horas empezará la réplica de los partidos de la oposición.