Tras una intervención inicial de Pedro Sánchez, que se centró fundamentalmente en defender los logros de su Gobierno, el debate supuestamente para informar de las dos cumbres europeas volvió a derivar en temas espinosos y domésticos, donde al presidente del Ejecutivo no se le vio tan cómodo.
La oposición, desde el principio, no quiso entrar en temas europeos ni casi económicos, y volvió a centrar sus críticas en la supresión del delito de sedición, la reforma de la malversación y el mantenimiento de la ley del “sólo sí es sí”, pese a las rebajas de penas y las excarcelaciones que está suponiendo.
Y Sánchez, pese al coste político que le está pasando factura en determinados ámbitos, defendió las medidas adoptadas. Así, defendió que la reforma de la malversación solo defiende distinguir que no es lo mismo la apropiación de fondos a nivel personal que destinarlos a otros fines, y recordó la modificación que hizo el PP en 2015.
En cuanto a la sedición, dice que se homologa esta figura delictiva a la que hay el resto de países europeos, lo que consideró algo positivo por dos motivos: elimina trabas de otros países ante las euro órdenes que España está sufriendo y agilizar las extradiciones.
Y donde al presidente se le vio más molesto fue al contestar, eso sí, indirectamente, a su negativa a reformar la ley del “sólo sí es sí”. Sánchez dijo que no consentía del PP ninguna lección de feminismo, afirmó que el objetivo de esta ley es “proteger más a las mujeres” y aseguró que ningún otro Gobierno ha destinado una partida mayor a la lucha contra la violencia de género.
Todo ello, tras oír a la portavoz del PP, Cuca Gamarra que, dirigiéndose directamente a Sánchez le espetó: “Su feminismo es mentira”. Además, la portavoz popular ofreció los votos de su partido para modificar cuanto antes esta ley y los graves perjuicios que está causando “por soberbia infantil”, dijo en referencia clara a la ministra de Igualdad, Irene Montero.
El Procés
El otro gran debate que sobrevoló la sesión plenaria fue el independentismo y el “procés”. Sánchez, en este aspecto, fue más claro que nunca y reafirmó que el “procés” había acabado. Y lo explicó: “No hay unidad del independentismo, no hay unilateralidad y no hay confrontación, sino diálogo”, dijo.
Las palabras no sentaron bien al portavoz de ERC, Gabriel Rufián, quien espetó al presidente que si tan convencido está de ello que convoque cuanto antes un referéndum.
Sánchez, en su tercera réplica, acabó diciendo que “es mentira” que España no esté creciendo por encima de la UE y la buena marcha de la economía. Y terminó dando las gracias por el apoyo parlamentario al sexto paquete de ayudas por la guerra de Ucrania y, de nuevo, reivindicando a su Gobierno como la envidia de Europa.