A Pedro Sánchez le ha salido redonda la Cumbre de la OTAN. En organización, en la importancia de los acuerdos aprobados, en el cambio de relaciones con EEUU, en la imagen que ha dado España y el protagonismo que el propio presidente del Gobierno ha tenido en todo momento. Todo ha salido bien.
Pocos dudan que Sánchez se mueve bien en el ámbito internacional y tiene una buena relación y consideración con la mayoría de los líderes de la Alianza Atlántica, que ha exhibido en numerosas reuniones y encuentros tanto en la propia Cumbre como en reuniones paralelas en La Moncloa.
Los acuerdos alcanzados en el encuentro, además, han servido para que el propio Sánchez y otros mandatarios internacionales no hayan dudado en calificar el encuentro como histórico.
Pero, a partir de este mismo viernes, Sánchez volverá a enfrentarse con la realidad doméstica donde no tiene las cosas fáciles ni en este tema ni en otros que se avecinan antes y después del verano.
De hecho, desde fuentes de la parte socialista del Gobierno se da por hecho que los acuerdos comprometidos por el presidente en la Cumbre de la OTAN van a depender fundamentalmente del PP para que cumpla con los compromisos adquiridos.
Desde Unidas Podemos y desde sus habituales socios de Gobierno en el Congreso, como son ERC y EH-Bildu, parece que no puede contar con su voto ni para el aumento de la presencia militar de EEUU en la OTAN con nuevos destructores, ni para el incremento del Presupuesto del Ministerio de Defensa para el año 2023. Ninguno de estos partidos ha fijado todavía su posición, pero las primeras declaraciones de sus dirigentes han ido dirigidas a un rechazo frontal en estos temas.
Ambos asuntos requieren la mayoría en el Congreso de los Diputados, y eso pasa obligatoriamente porque el PP dé su respaldo, en un principio, al nuevo acuerdo con EEUU sobre Rota. Y, en cuanto a los Presupuestos, el PP ya ha lanzado la idea de que está dispuesto a negociar y que apoya el incremento en el Presupuesto de Defensa.
Estos acuerdos podrían suponer un cambio en los respaldos parlamentarios que han sustentado al Gobierno en estos dos años y medio de legislatura, y complicar el final del mandato de Pedro Sánchez.
El presidente no tira lo toalla y sigue haciendo llamamiento a sus socios habituales para que cambien de actitud, pero a lo que no está dispuesto es a no cumplir ni con el acuerdo alcanzado con EEUU sobre Rota ni al incremento paulatino del Presupuestos de Defensa hasta el 2% del PIB antes del 2030. Y el primer paso tiene que darlo en las próximas Cuentas del Estado.
Desde el Gobierno sólo se respira y se transmite satisfacción por cómo se ha desarrollado la Cumbre de la OTAN, pero tampoco se oculta la preocupación de cara al futuro, ya que saben que el camino que ahora queda por recorrer no lo tienen nada fácil.