La reestructuración y reconstrucción anunciada del PSOE viene a constatar que cinco años después en la cúpula del Gobierno, del partido y del Grupo Socialista están los dirigentes políticos que perdieron las primarias de 2017 frente a Pedro Sánchez. Como si el líder del PSOE y presidente del Gobierno se hubiera presentado a sí mismo una enmienda a la totalidad y al propio 40º Congreso de Valencia.
Los cambios conocidos este jueves a las puertas del Comité Federal del sábado y que deberá ratificar el máximo órgano entre Congreso y Congreso no se pueden entender de otra manera. Sánchez ha recurrido a aquellos que no le apoyaron como líder del PSOE, pero ahora confía en ellos para sacarle del declive en el que lleva el partido varios meses.
No son nombres que hayan llegado ahora al entorno de Sánchez. De hecho, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, lleva desde 2018; Pilar Alegría se incorporó como ministra de Educación el pasado mes de julio y Patxi López, aunque estaba de diputado, fue incluido en la Ejecutiva tras el último cónclave socialista.
Pero sí es significativo que estos tres nombres sean los designados para esa “remontada” que espera lograr el PSOE de cara a 2023 y que ocupen puestos fundamentales y claves a la hora de dirigir la acción del partido y del Grupo Socialista. Es decir, que sean las personas elegidas por Sánchez como de su máxima confianza.
Baste recordar que Montero siempre apoyó a Susana Díaz en las primarias contra Sánchez y, además, fue quien presentó el escrito a la Comisión de Ética que certificaba que tras la destitución del secretario general (Pedro Sánchez) la única autoridad en el partido era la dirigente andaluza Verónica Pérez. O que Alegría, junto a Eduardo Madina, era la portavoz de la candidatura de la ex presidenta andaluza. O que Patxi López fue rival directo del ahora secretario general del partido en aquel proceso.
Pues los tres serán ahora el núcleo duro de Sánchez, junto a los dos miembros del Gabinete del presidente, Óscar López y Antonio Hernando, quienes también estuvieron en contra de Sánchez en aquel proceso de primarias.
Curiosamente, es más que probable que Óscar López hubiera sido vicesecretario general del PSOE si hubiera ganado Patxi López que, a su vez, se hubiera convertido en el portavoz del Grupo Socialista en la oposición. Y que Alegría o Montero hubieran ocupado ese mismo puesto en el partido si hubiera ganado Susana Díaz, o bien una de ellas hubiera sido la portavoz.
Pero las paradojas de la política son así. Y con Sánchez al frente, Patxi López es portavoz del Grupo Socialista; Montero vicesecretaria general del PSOE y Alegría portavoz del partido.
Montero y el futuro
El nombramiento de Montero ha sido el que más sorpresa ha causado y ya hay interpretaciones variadas. Supone todo un relanzamiento para la dirigente andaluza tras su salida de la Portavocía del Gobierno, pero además la señala de cara al futuro. Aunque son análisis precipitados, hay quien apunta que Sánchez ya ha elegido su “número dos” y otras voces apuntan a una carrera a medio plazo de cara a Andalucía.
La dirigente andaluza, que entró en política sin estar afiliada al PSOE y nunca se la ha considerado como una mujer de perfil orgánico, tiene todo un reto por delante con un año electoral más que complicado. Sus relaciones con Santos Cerdán son buenas y no parece que haya problemas en el reparto de papeles.
La duda está en si puede compatibilizar este puesto como ministra de Hacienda, al igual que pasa con Pilar Alegría, aunque por el momento desde el Gobierno y Ferraz se consideran ambos cargos compatibles. Aquello de “una persona, un puesto” que iba a imperar en el PSOE pasó a mejor vida.
Blanco, Valenciano y Madina… los desheredados
Los cambios anunciados no han sido mal recibidos en las filas socialistas y, con toda seguridad, serán ratificados en el Comité Federal. Y, de hecho, la lectura política más extendida es que quedan superadas todas las diferencias de aquellas primarias de 2017.
De hecho, pocos altos dirigentes de las otras candidaturas de aquel proceso no se han incorporado al proyecto de Pedro Sánchez de una u otra forma en este tiempo salvo tres pesos pesados: el ex secretario de Organización y ex ministro Pepe Blanco; la ex vicesecretaria general del PSOE, Elena Valenciano; y el ex secretario general del Grupo Socialista y candidato a la Secretaría General, Eduardo Madina. Tal vez, para la próxima crisis.
En lo que hay más malestar es en las formas y algunos dirigentes socialistas que pertenecen al Comité Federal han expresado a través de las redes sociales su queja por cómo han conocido los nombramientos y que los designados los den por hechos ya, antes de la votación del sábado. Posiblemente, esto también se exprese en la reunión, pero en modo alguno alterará que los nombramientos sean aprobados por aclamación.