Dos recientes noticias, la preocupante declaración de la presidenta del PSOE Cristina Narbona, dando por hecho que el referéndum ilegal del 1-O en Cataluña se va a celebrar, y la última encuesta electoral del CIS donde se anuncia un ascenso de 5 puntos del PSOE tras el regreso de Pedro Sánchez al liderazgo del partido, están relacionadas entre sí. Y dejan al descubierto el cambio de actitud del PSOE de Pedro Sánchez frente al desafío catalán del 1-O oponiéndose a cualquier decisión drástica del Gobierno de Mariano Rajoy para impedir la celebración del citado referéndum secesionista.
Y el motivo de la actitud de Sánchez de no enfrentarse al referéndum y no defender con firmeza la legalidad, el Estatut y la Constitución es doble: por un lado Sánchez no quiere que Rajoy triunfe frente al desafío del presidente catalán Carles Puigdemont, porque relanzaría las expectativas electorales del PP a pesar de la corrupción; y porque Sánchez necesitará el apoyo de ERC y de Podemos para llegar a la Moncloa y no quiere ubicarse en el lado de los partidos constitucionalistas con PP y Ciudadanos sino en una zona neutra que más adelante le permita pactar con Podemos y ERC.
De ahí las declaraciones de Narbona, no rectificadas por Sánchez, en las que dio por hecha la celebración del referéndum del 1-O quitándole importancia a esta violación flagrante de la legalidad y viniendo a decir que dicha votación ‘solo sería un simple recuento de votos sin impacto legal’.Lo que supone que el PSOE no se volcará en la compañía del Gobierno del PP y C’s en la toma de iniciativas y decisiones de todo orden para impedir el referéndum. Algo que ya empezaron a insinuar diciendo que se oponen a la aplicación del artículo 155 de la Constitución que permitiría la suspensión de la Autonomía de Cataluña, o cuando Sánchez y otros dirigentes del PSOE han acusado al Ejecutivo de Rajoy de ‘amenazar a los catalanes’, cuando los únicos que amenazan la unidad de España y la legalidad son Puigdemont y sus aliados secesionistas.
Sánchez, por otra parte, cree que la encuesta del CIS de julio que le da al PSOE un ascenso de 5 puntos hasta situarlo en el 24,4 % a solo 4,4 puntos del PP, constituye un espaldarazo a sus políticas del ‘no a Rajoy’ y a su anunciado giro a la izquierda -‘somos la izquierda’ fue el lema del último Congreso del PSOE- del Partido Socialista para competir con Podemos y acabar con el riesgo del ‘sorpasso’ lo que en principio parece confirmar el sondeo del CIS, porque Podemos se queda en el 20,3 %.
Pero la encuesta sigue dando la victoria electoral al PP de Rajoy con un 28’8 % de votos y con una ventaja de 4 puntos sobre el PSOE. Ventaja que Rajoy espera aumentar con tres supuestos: su victoria contra el referéndum del 1-O de Puigdemont; la sólida recuperación de la economía y el empleo en la legislatura; y el inicio en diciembre del juicio de los ERE del PSOE andaluz, lo que para algunos observadores ‘empatara’ el partido de la corrupción entre PSOE y PP, por más que los populares tengan abiertos más y más recientes frentes de su corrupción.
De manera que Sánchez sube en votos y elimina la amenaza del ‘sorpasso’ de Podemos pero para llegar a la Moncloa y consciente que Albert Rivera no le apoyará porque es incompatible con Pablo Iglesias, decide retirarse del frente constitucional anti referéndum del 1-O, donde están PP y C’s, para congraciarse con Podemos y ERC e incluso y si le hace falta con PDeCAT y Bildu con tal de llegar a la Moncloa en las próximas elecciones generales.
Sin embargo Sánchez, que cree aislada a Susana Díaz en el PSOE -aunque la andaluza tiene la ‘llave’ del Grupo Socialista del Congreso-, no parece contar con el daño electoral que puede sufrir el PSOE si este partido no da la batalla contra el referéndum de Puigdemont. Una temeraria posición de Sánchez que por otra parte les encanta -con vistas a próximas elecciones autonómicas catalanas- a sus socios del PSC.