Las políticas feministas, el gran cisma del Gobierno de coalición
La regulación de las bajas por dolores menstruales ha vuelto a dividir a PSOE y Unidas Podemos. Las mujeres socialistas han cuestionado la mayoría de los proyectos impulsados por Irene Montero en Igualdad.
En el Gobierno de coalición ha habido muchas discrepancias en los más de dos años de legislatura en múltiples temas. Ley de vivienda, Salario Mínimo Interprofesional, el cambio de postura sobre el Sáhara, el envío de armas a Ucrania, la implantación del Ingreso Mínimo Vital, y una larga lista de disensos en materia económica e impositiva. Pero desde el inicio de la legislatura el gran cisma soterrado en el Ejecutivo ha estado en las políticas feministas y de igualdad.
Desde el minuto uno, cuando la ministra de Igualdad, Irene Montero, forzó a llevar el anteproyecto de ley de garantía integral de libertad sexual, conocida como 'solo sí es sí' de cara al 8 de marzo de 2020 y apenas dos meses de la llegada al Gobierno, se produjo el primer gran pulso.
Ni la entonces vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo; ni el ministro de Justicia, Juan Carlos Campos, dieron el visto bueno a ese anteproyecto que todavía está pendiente de convertirse en ley.
Ahí surgió el primer cisma entre el feminismo que entendía la ministra de Igualdad, Irene Montero; y el que entendía entonces la parte socialista del Gobierno, radicalmente diferente.
Pero aquel enfrentamiento sólo fue un aperitivo de lo vendría más adelante. Montero quería sacar adelante la “ley trans” con la total oposición de Calvo y una parte del PSOE a su contenido. Avalada por el propio presidente del Gobierno, la ministra de Igualdad se salió con la suya y la llevó al Consejo de Ministros en los términos que quería su ley.
El cisma llegó no sólo al Gobierno sino a las mismas filas del PSOE. Una gran parte de las mujeres feministas del PSOE que ocuparon importantes responsabilidades en materia de Igualdad rechazan tajantemente el contenido de dicha ley y, además, decidieron constituirse en una asociación al margen del partido para defender sus postulados en estas materias.
El último gran enfrentamiento está en la nueva ley del aborto, que contempla la regulación de un permiso sin límite de días a la mujer que demuestre mediante un certificado médico que padece reglas muy dolorosas e incapacitantes. La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño; algunas importantes feministas del PSOE y desde UGT se opusieron a esta regulación al entender que estigmatiza a la mujer.
Pero, de nuevo, parece que la ministra de igualdad va a ganar el pulso en su propuesta y está muy cerca de cerrarse un acuerdo con el Ministerio de Inclusión, de José Luis Escrivá, para regular este aspecto.
El PSOE, que en su último Congreso se declaró también como partido feminista, está más descolocado que nunca en este tema, con una división interna que es un clamor y estando a rebufo de las políticas que dicta el Ministerio de Igualdad. Eso sí, todas cuentan con el apoyo de Pedro Sanchez.