ADIÓS AL ELEMENTO MÁS ICÓNICO DE LA PANDEMIA

España se quita la mascarilla en el transporte mil días después

Sector, usuarios y epidemiólogos aplauden la supresión de una medida que la mayoría de Europa había dejado atrás hace tiempo. Su uso obligatorio quedará limitado solamente a centros sanitarios, residencias y farmacias, aunque los expertos piden que no se olvide a las personas vulnerables y apelan a la prudencia

España se quita la mascarilla en el transporte mil días después

EFEVarias personas salen de un tren de Metro en Madrid.

Más de mil días después, concretamente 1.010, España se quita la mascarilla en el transporte público. Al menos oficialmente. Porque hace ya tiempo que el uso del cubrebocas brillaba por su ausencia en muchos transportes y cada vez eran más los usuarios de metro, tren o autobús que ya habían dejado de llevarla, o de no hacerlo correctamente, en espacios tan concurridos como éstos a pesar de su obligatoriedad. Este miércoles, 8 de febrero de 2023, será recordado en nuestro país por el adiós definitivo -siempre y cuando la imprevisible pandemia del COVID-19 no dé una nueva vuelta de tuerca- de la penúltima medida que quedaba latente de todas las restricciones para hacer frente al nuevo coronavirus. Al fin de las mascarillas en el transporte urbano se suma su retirada en establecimientos sanitarios como ópticas u ortopedias. No así en hospitales, centros sanitarios y sociosanitarios o farmacias, donde su uso seguirá siendo obligatorio por el momento.

Con la retirada de la obligación de llevar mascarilla en estos espacios, España da un paso de gigante hacia eso que se ha denominado ‘nueva normalidad’, o lo que es más apropiado, la convivencia con un virus que ha venido para quedarse entre nosotros. El cubrebocas nos ha acompañado durante casi tres años en el trayecto de tren hacia el puesto de trabajo, en el desplazamiento en metro a la universidad o en el viaje de avión para visitar a la familia o hacer turismo. Ha salvado cientos de miles de vidas. Ha sido una de las medidas más eficaces para protegernos y proteger a los demás. Sin embargo, con una evolución muy positiva de la pandemia y un virus cuyos efectos ya no son tan virulentos como los de los primeros zarpazos de la crisis sanitaria y social derivada del COVID-19, muchos expertos, partidos políticos y sectores afectados venían cuestionando el mantenimiento de esta medida desde hacía tiempo y habían reclamado darle carpetazo.

El debate sobre si es imprescindible o no su uso se da por zanjado este miércoles una que vez el Boletín Oficial del Estado (BOE) publique la modificación del Real Decreto de 19 de abril de 2022 que ha aprobado el Consejo de Ministros, con la que España deja de formar parte del escaso reducto de países de su entorno que aún mantenía la obligatoriedad de llevar mascarillas en el transporte público. Dinamarca la suprimió el 14 de agosto de 2021; Francia y Bélgica en mayo de 2022; Italia la eliminó el 30 de septiembre de ese mismo año, Reino Unido el 1 de enero de 2023 y Alemania el pasado jueves, si bien en algunos de ellos se mantiene la recomendación de utilizarla en espacios cerrados y en transportes públicos. Solamente continúa siendo obligatoria en el transporte urbano de Grecia y República Checa.

Varias personas viajan en un autobús urbano en San Sebastián, este martes

Varias personas viajan en un autobús urbano en San Sebastián, este martes. EFE

A pesar de las recomendaciones de la Unión Europea (UE), el Ministerio de Sanidad se ha resistido durante todo este tiempo a dejar atrás las mascarillas en el transporte público, así como en los aviones. Ya en mayo de 2022, la Agencia de Seguridad Aérea de la Unión Europea (EASA) y el Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades (ECDC) eliminaron su obligatoriedad tanto en los aeropuertos y como a bordo de un avión. Tuvieron en cuenta la óptima evolución de la pandemia, los niveles de vacunación y la inmunidad adquirida de forma natural.

Así las cosas, la última palabra la tuvieron las aerolíneas y los países de destino. No fue el caso de España. El Gobierno decidió mantener su obligatoriedad en los aviones y en toda la red de transporte público. Y eso que durante estos meses diversas voces se han alzado pidiendo su retirada, desde el ámbito científico al sector de los transportes, pasando por diferentes consejerías de Sanidad, especialmente desde la Comunidad de Madrid, o partidos políticos como Ciudadanos, que en diversas ocasiones llevaron el asunto a las Cortes Generales. La última iniciativa de la formación naranja que llegó al Congreso fue respaldada por Vox, pero no salió adelante por el voto en contra de PSOE, Unidas Podemos, PNV, EH Bildu, JxCat, la CUP y el PRC, y las abstenciones de PP, ERC y Más País.

El Gobierno ha hecho oídos sordos a todas las peticiones, limitándose a reiterar todo este tiempo que las mascarillas se suprimirían del transporte público cuando así lo aconsejasen los expertos que conforman la ponencia de alertas del Sistema Nacional de Salud (SNS). Así, hasta que hace dos semanas la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció finalmente que el Consejo de Ministros del 7 de febrero aprobaría la eliminación de la mascarilla en el transporte público, debido a que la situación epidemiológica en España de la pandemia es "muy estable en todos los indicadores".

El COVID no ha repuntado este invierno

El nuevo escenario sin mascarillas en los transportes se inaugura con esos datos epidemiológicos “estables” de los que habla Darias. El COVID-19 se ha mantenido estable desde finales del verano y la incidencia actual, de 50,76 casos por 100.000 habitantes a 14 días, es la más baja en más de un año, aunque antes se calculaba en toda la población y ahora solo en los mayores de 60 años. Tras un ligero repunte en el mes de octubre, el nivel de transmisión ha ido bajando desde entonces, al igual que los hospitalizados y en UCI, que se han desplomado prácticamente a la mitad en el último mes.

Sin embargo, otras infecciones respiratorias como la gripe y el virus respiratorio sincitial (VRS) se han disparado en los últimos meses. Sobre todo el segundo, que colapsó las urgencias pediátricas con bronquiolitis durante el pasado otoño, con picos asistenciales mayores que los vistos antes de la pandemia.

El último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda en España, publicado el 2 de febrero por el Instituto de Salud Carlos III, apunta a que el pico de estos dos virus ya ha pasado produciéndose una reducción paulatina de casos en Atención Primaria. En cualquier caso, la incidencia de la gripe sigue siendo el doble, 101,3 casos, que la del COVID-19, 50,76.

¿Qué dicen los epidemiólogos?

Los epidemiólogos llevan meses mostrándose contrarios al uso de la mascarilla dentro del transporte público. Desde la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) se abogó por su no utilización porque la situación epidemiológica del COVID-19 en España era "muy estable" y el mantenimiento de esta medida ya no “parece ser razonable”. “Hace meses que podría haberse adoptado”, consideraban desde la SEE. En cualquier caso, los epidemiólogos piden que la población sintomática y las personas vulnerables las sigan usando como medida de salud pública.

¿Qué dice el sector del transporte?

Tras meses de malestar, el sector celebra la retirada de la mascarilla, aunque considera que llega tarde. La Asociación de Transportes Públicos Urbanos y Metropolitanos (ATUC), que aglutina a la mayoría de empresas de metro, cercanías, tranvías y autobuses urbanos y metropolitanos de España, ya reclamó en septiembre de 2022 a Darias que retirara la obligatoriedad de una medida, a su juicio “estigmatizante”, recordando que más de 20 países europeos ya lo habían hecho sin que se produjeran consecuencias. “Ni las cifras ni los expertos justifican la vigencia de esta medida”, subrayó entonces el portavoz de ATUC, Jesús Herrero, recordando a la ministra que los datos de presión hospitalaria de la pandemia y la incidencia acumulada no experimentaban niveles tan bajos desde noviembre de 2021.

¿Se la quitará mucha gente?

Al parecer, los españoles tienen ganas de desprenderse de la mascarilla y dejar de usarla en el transporte público. Según una encuesta realizada por Ipsossiete de cada diez españoles ve con buenos ojos su retirada en el tren, el metro o el autobús. Entre las principales razones para apoyar la medida figura que se trata de un paso más hacia la normalidad además de subrayar la incongruencia de que se mantuviera en el transporte y no en otros espacios cerrados y más concurridos como centros comerciales, restaurantes o discotecas.

¿Dónde ya no serán obligatorias?

  • Todos los transportes públicos (autobuses, trenes, metro, tranvía, taxis, VTC, barcos, aviones)
  • Ópticas
  • Establecimientos de audioprótesis
  • Centros de ortopedias

¿Dónde seguirán siendo obligatorias?

Tras decaer la norma en los transportes públicos, la mascarilla seguirá siendo de uso obligatorio en emplazamientos vinculados a la sanidad:

  • Hospitales
  • Centros de salud
  • Farmacias y botiquines
  • Centros y clínicas dentales
  • Clínicas de fisioterapia
  • Logopedias
  • Centros de reproducción asistida
  • Centros de interrupción del embarazo
  • Residencias de mayores. En este caso, sólo será obligatorio para los profesionales que trabajen en ellos siempre que estén en contacto con residentes y para los visitantes cuando se encuentren en zonas compartidas.
  • Consultas de psicología clínica
Las mascarillas seguirán siendo obligatorias en los hospitales.

Las mascarillas seguirán siendo obligatorias en los hospitales. EFE

¿Qué pasará con las personas vulnerables?

Se mantiene la recomendación de usar la mascarilla si hay indicios o síntomas de enfermedad respiratoria y en la población vulnerable en situaciones de alto riego, principalmente en espacios cerrados y mal ventilados.

“Es una práctica habitual en otros países, responde a una cuestión de responsabilidad individual y respeto hacia la salud de los demás, pues reduce el riesgo de que una persona enferma contagie a quienes tiene a su alrededor”, señalan desde la Sociedad Española de Epidemiología.

La Plataforma de Organizaciones de Pacientes ha pedido que "no se olvide a las personas vulnerables" y llama a la prudencia "dada la época del año en la que nos encontramos, muy propicia para el aumento de infecciones respiratorias".

Cronología de la mascarilla en España

La pandemia fue instalando poco a poco la normalización de situaciones más propias de una película distópica que de la cotidianidad del día a día. Odiada por casi todos en algún momento y reivindicada por muchos en pos de la tranquilidad y la prudencia, la mascarilla se convirtió en uno de los grandes símbolos de la crisis sanitaria. Durante todo este tiempo ha sido una de las herramientas más efectivas para luchar contra los contagios, pero también un auténtico fastidio que nos ha privado de sonrisas, gestos faciales e información no verbal imprescindible en las relaciones sociales.

Las primeras mascarillas que empezamos a utilizar provinieron de China porque en lo peor de la pandemia, sobre todo en aquellos sombríos y funestos meses de marzo y abril de 2020, en España escaseaban. Y tampoco hacía falta en palabras del director del Centro Coordinador de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, quien por entonces solía insistir en su tesis de no considerar necesario el uso del tapabocas en la población sana.

Sin embargo, su uso obligatorio llegó para quedarse un tiempo entre los españoles y lo que es más importante: para protegernos del maldito virus. Desde que el Gobierno impuso la mascarilla como obligatoria en España, tanto en exteriores como en interiores, hay varias fechas clave que nos explican su irrupción y posterior desaparición:

  • 4 de mayo de 2020:

La obligatoriedad de portar mascarilla en todas partes entró en vigor en la primera fase de la desescalada, pocos días después del fin del confinamiento total que vivieron los españoles en la primavera de 2020. La norma, de obligado cumplimiento para todos los mayores de seis años, se extendía a la vía pública, a espacios al aire libre y a cualquier espacio cerrado de uso público, cuando no fuera posible mantener la distancia interpersonal de dos metros.

  • 26 de junio de 2021:

España recuperó la sonrisa con el adiós de las mascarillas en los espacios al aire libre tras más de un año de obligatoriedad. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, fue el encargado de anunciar la medida como un triunfo ante la pandemia. “Las sonrisas vuelven a nuestras calles”, celebraba el líder del Ejecutivo.

Una decisión aplaudida por gran parte de la sociedad, pero con dudas y disparidad de opiniones dentro de la sociedad científica, tachando su levantamiento de precipitado y augurando una posible nueva ola de contagios durante el verano.

Sin embargo, el Gobierno defendió que el final de la mascarilla en la vía pública llegaba en un escenario propicio, con casi el 29% de la población española vacunada con la pauta completa y una media semanal de 4.000 contagios diarios.

  • 24 de diciembre de 2021:

Vuelta a la casilla de salida. La irrupción de la variante Ómicron lo desbarataba todo. La buena evolución de la pandemia hasta ese momento tras una exitosa campaña de vacunación en España se vio truncada por una explosión de contagios sin precedentes a las puertas de las Navidades de 2021, con una incidencia acumulada récord de 4.700 casos por 100.000 habitantes. ¿Qué hizo el Gobierno? Recuperar la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores tan solo seis meses después de desterrarla. Una restricción que resultó ser más cosmética que efectiva, al tiempo que bastante impopular. Y es que, a tenor del criterio de la mayoría de expertos epidemiólogos, el retorno de la mascarilla al aire libre era una medida más que cuestionable para luchar contra el virus tras verificarse en cientos de investigaciones que la transmisión en espacios abiertos era insignificante.

Vista de la gente en la calle Preciados de Madrid el mes de diciembre de 2021.

Vista de la gente en la calle Preciados de Madrid el mes de diciembre de 2021. EFE

Así las cosas, y a diferencia de la gran mayoría de países de nuestro entorno, España volvió a imponer el tapabocas, tanto si estabas en espacios con grandes concentraciones de gente como si te encontrabas paseando en el monte o en una playa desierta.

  • 10 de febrero de 2022:

La vuelta a la obligatoriedad de la mascarilla en exteriores apenas duró un mes y medio. La avalancha de infecciones quedó atrás y la incidencia cayó más de 3.000 puntos hasta los 1.460 casos. Ante este cambio de tendencia, el Ministerio de Sanidad eliminó su uso en espacios al aire libre y en medio de las críticas de varias Comunidades Autónomas que lamentaban los “bandazos” y “vaivenes” del Gobierno respecto a la recuperación y posterior supresión de esta medida por su falta de rigor y fiabilidad.

  • 20 de abril de 2022:

El Gobierno decreta el fin de las mascarillas en todos los interiores, salvo en el transporte público y en centros sanitarios y sociosanitarios. Casi dos años después de la irrupción del cubrebocas en nuestro día a día, los españoles volvían a mostrar sus rostros en sus puestos de trabajo, centros educativos, bares, restaurantes, cines, teatros, museos, gimnasios, centros comerciales, supermercados o tiendas. El adiós al complemento fue recibido con entusiasmo por gran parte de la sociedad, pero también desató el temor y muchas dudas en otra parte.

Todos los expertos coincidieron en señalar que la retirada de la mascarilla en interiores aumentaría los contagios. No erraron en sus pronósticos sobre el indeseable empeoramiento de los datos epidemiológicos. A principios de verano, la pandemia alcanzaba un nuevo récord de contagios, con una tasa de 5.000 casos por cada 100.000 habitantes. La buena noticia era la disminución de la gravedad de la enfermedad en la mayor parte de la población.

  • 8 de febrero de 2023:

La mascarilla ya es vista como un elemento de protección de una época lejana. El Gobierno deja de exigir su uso obligatorio en todos los transportes públicos, ópticas, centros auditivos y ortopedias, transitando desde la obligatoriedad a la voluntariedad y la responsabilidad individual. En cualquier caso, autoridades sanitarias y expertos recomiendan no bajar la guardia en determinadas situaciones y ante personas vulnerables.

Sobre el autor de esta publicación

Samuel Jiménez

Samuel Jiménez (Madrid, 1980) es redactor en Republica.com. Sus primeros contactos con el periodismo fueron en radio, aunque la mayor parte de su trayectoria profesional está ligada a la prensa digital, primero en Estrella Digital y desde hace cinco años en este diario. El cine es una de sus grandes pasiones y disfruta de esa cinefilia en cada uno de los artículos que escribe sobre el séptimo arte. Buena parte de su trabajo también lo dedica a temas sociales, tratando de que el periodismo haga reaccionar al lector frente a las injusticias.