Es habitual que cuando a un partido o a un político no le salen las cosas bien se culpe a la política de comunicación. Y eso volvió a pasar el lunes en la reunión de la Ejecutiva Federal del PSOE donde fueron varias las voces que al analizar el fracaso en las elecciones andaluzas pusieron sobre la mesa que hay un problema de comunicación política y por qué no llegan o no perciben los ciudadanos las acciones positivas del Gobierno.
El problema estaba larvado en el PSOE desde hacía tiempo y desde el propio Gobierno se lamentaban que los esfuerzos hechos en el llamado escudo social, en paliar los efectos de la subida de la luz o del gas a los ciudadanos, en las leyes con nuevos derechos que están impulsando o la propia creación de empleo estable como nunca en la historia de España no terminan de reflejarse en un mayor apoyo ciudadano o un respaldo al Gobierno.
Según fuentes consultadas de asistentes a la reunión de la Ejecutiva, varios dirigentes pusieron sobre la mesa la necesidad de trasladar y explicar mejor los mensajes de la acción del Gobierno e, incluso, se insinuó la necesidad de que haya “más altavoces” tanto en Gobierno, en el Congreso o en el partido. También se pidió no perderse en temas menores e ir a los grandes asuntos que afectan a la inmensa mayoría. Otro mensaje que se expuso fue cuidar más a la base social tradicional del PSOE.
Y para reforzar esta política de comunicación, también se puso sobre la mesa en la reunión la necesidad de salir más a la calle y tener más contacto con los ciudadanos. Algunos dirigentes indicaron que hay que intensificar desde ya las reuniones con colectivos sociales, mover a los cuadros del partido en actos sectoriales y estar más en los barrios.
Ambos temas fueron, quizás, las mayores autocríticas que hubo en la reunión donde se analizaron los resultados en las elecciones andaluzas achacando el fracaso electoral a no haber sabido movilizar al votante socialista, la división en la izquierda a la izquierda del PSOE y el escaso tiempo que tuvo Juan Espadas para darse a conocer él y su proyecto. Curiosamente, nada se habló de Unidas Podemos, de las divisiones en el Gobierno de coalición, ni del desgaste que puede tener para el PSOE sus acuerdos con formaciones independentistas y cómo esto pudo también influir en el mal resultado en Andalucía.
Sánchez recogió el guante pero, según varios asistentes, no le impidió hacer un discurso sólido donde dio a entender que las elecciones andaluzas no cambiarán sus planes, que no se atisba una crisis de Gobierno a corto plazo y que acabará la legislatura en diciembre de 2023.
El líder socialista pidió seguir trabajando duro y que desde el Ejecutivo se seguirá intensificando su acción de Gobierno, a la vez que insistió en que lo ocurrido en Andalucía no es extrapolable a España y que los ciudadanos votan diferente según el ámbito de cada elección.
Finalmente, hubo cierre de filas con Juan Espadas, un mensaje que se recalcó tanto desde la dirección del partido, como desde todos los diputados andaluces, que indicaron que hay que dar más tiempo al secretario general del PSOE andaluz para consolidar su proyecto. Además, con las municipales a la vuelta de la esquina, no es cuestión de abrir una nueva crisis interna.