Pasado el discurso del Rey sobre ascuas y clamorosos silencios ahora nos toca pasar, hasta después de Reyes Magos, un tiempo de tregua política antes de reanudar el nuevo curso político que se abrirá con asuntos de cierto calado.
Como lo es la reforma, por la vía de una ‘proposición no de Ley’ del Poder Judicial, pare impedir que el CGPJ pueda hacer más nombramientos antes de su renovación, y eludiendo así el informe preceptivo del propio CGPJ y del Consejo de Estado.
Un asunto para el que el Gobierno y sus aliados han habilitado el mes de enero en el Congreso de los Diputados porque tienen prisa a la hora de forzar la mano al PP, para la renovación pendiente del CGPJ a la que por ahora se resiste Pablo Casado.
Menos prisas tiene el Gobierno para la anunciada reforma del delito de sedición en el Código Penal, pero sí mantiene sus urgencias en pos de los indultos prometidos a los golpistas catalanes del ‘procés’.
Los que puede, no lleguen antes de las elecciones catalanas del 14-F, y que por ahora cuentan con la oposición directa de la fiscalía que ven en ello un pago político.
Como en contra se pronunciará el Tribunal Supremo por la clara ausencia de arrepentimiento de los golpistas y su amenaza de una nueva declaración de independencia unilateral.
Tampoco parece demasiado urgente la reforma de las Pensiones como lo piden desde la UE y debate que abrirá tensiones entre el PSOE y Podemos en el seno del Gobierno de coalición, al igual que sobre el aumento del SMI que Sánchez ha aplazado hasta el segundo semestre de 2021.
Y cuestiones todas estas donde la Oposición carece de capacidad de freno y donde no caben más divergencias que las que pueda plantear Iglesias en el interior del Gobierno, donde Podemos está más debilitado desde que se aprobaron el pasado día 22 en el Senado los PGE.