La fiesta de la Diada catalana de este lunes 11 de septiembre se presenta como una marcha triunfal -‘Ya viene el cortejo, ya viene el cortejo…’ del nacionalismo independentista catalán frente al Estado español.
El que, gracias a la carambola mágica del resultado de las elecciones generales del 23-J, les ha entregado a ERC y JxC, con solo 7 diputados cada uno, las llaves de la gobernabilidad de España y de la pretendida investidura de Pedro Sánchez que se niega a pactar una coalición de carácter españolista y constitucional con el PP de Alberto Núñez Feijóo.
Un político, Sánchez, sin escrúpulos que pagará muy gustoso el precio de los nacionalistas para garantizarse su permanencia en el poder. El que le imponen los independentistas de Cataluña y del País Vasco (el PNV, mueve el rabo y ladra a la puerta de La Moncloa con su plegaria ‘plurinacional’).
Mientras que ERC y JxC exigen: aprobar en el Congreso con urgencia una Ley, inconstitucional, de amnistía para golpistas catalanes, empezando por el caso de Puigdemont; y facilitar, desde el Gobierno, un referéndum o una ‘consulta’ de autodeterminación para la independencia de Cataluña.
Nunca el soberanismo catalán se ha visto, como ocurrirá hoy en Barcelona en la fiesta de la Diada, en mejor situación frente a España para conseguir una ley de amnistía y un referéndum de autodeterminación. Ni la nación española se vio tan humillada y amenazada por culpa de la ambición personal de un solo hombre que se llama Pedro Sánchez. Al que en el PSOE temen y adoran como su fuese una ‘divinidad’.
El acto central de la Diada se celebrará, paradójicamente, en La Plaza de España de Barcelona donde concluirán cuatro ‘columnas’ de manifestantes convocados por la ANC - la Asamblea Nacional Catalana, que lidera desde Waterloo Puigdemont- y cada marcha con un lema: ‘Libertad, País, Lengua y Soberanía’.
Pero falta por ver si ERC y JxC asistirán juntos a todos estos actos que se inician con la tradicional oferta floral al monumento de Rafael Casanova, o si ambos partidos acudirán por separado a los mítines finales y manteniendo así sus divergencias sobre las negociaciones para la investidura de Sánchez. Y sobre el futuro, hoy, incierto del gobierno catalán que preside Aragonés y que JxC amenaza con liquidar.
Lo que hace que el triunfalismo inicial que ampara la Diada de 2023 se vea ensombrecido por la lucha cainita entre ERC y JxC. O entre Puigdemont y Junqueras, una vez que ambos se disputan el protagonismo de la posible rendición de Sánchez ante el separatismo catalán.
Y porque estos dos partidos, con sus 7 escaños cada uno tienen, ambos y por separado, la capacidad de provocar en España una repetición electoral. Y en el caso de ERC arruinando el exceso de protagonismo que había conseguido Puigdemont.
Y ello gracias a la prioridad que le han otorgado Sánchez y su enviada especial a Bruselas Yolanda Díaz. Lo que sin duda ha molestado y ha preocupado a ERC, un partido que en las recientes elecciones del 23-J sufrió un duro castigo para pasar de 13 diputados a 7, empatando con JxC.