Arrimadas quiere salvar a Sánchez en la ‘reforma laboral’ para liquidar lo poco que va quedando de Cs
La pretendida utilidad pública de Cs en la reforma laboral es una trampa de Sánchez para salvar su coalición con Podemos y la alianza Frankenstein

En la política española no hay compartimentos estancos. Estás con Sánchez y todo lo que ha hecho y significa o estás contra el. Por eso el apoyo que Inés Arrimadas y su fiel escudero, Edmundo Bal, le ofrecen al presidente Sánchez para salvar -en una sopa de letras de minorías y con nacionalistas- la ‘reforma laboral’ de la vicepresidenta de Yolanda Díaz es un error más de Cs y Arrimadas que no frenan sus temerarios pactos con Sánchez.
Sobre todo después del ridículo que Arrimadas hizo en Murcia en la moción de censura y de las tremendas consecuencias que todo eso tuvo en Madrid, donde Cs pasó de 26 a 0 escaños. Y algo parecido les va a ocurrir ahora en las elecciones de Castilla y León del 13 de febrero, si Arrimadas se hace con Sánchez la foto de la reforma laboral en plena campaña electoral.
Una situación flagrante que no acaban de ver ni de denunciar en el PP muy a pesar de que los nueve escaños de Cs son el ‘bote salvavidas’ de Sánchez con el que el presidente, una vez aprobada la ‘reforma laboral’, volverá a relanzar el Gobierno de coalición, la alianza Frankenstein y la catalana ‘mesa de diálogo’ con el independentismo catalán.
Mientras que Cs y Arrimadas se estrellarán en CyL y se preparan para su próxima debacle en las elecciones de Andalucía. Con lo que en el plazo de los dos últimos años Cs habrá perdido más de 120 escaños, 47 nacionales y puede que más de 72 diputados autonómicos. Lo que además de de la alta pérdida poder e influencia (a la que se suma la alcaldía de Granada) incluye para Cs una importante caída de ingresos económicos cuando sus finanzas están bajo mínimos.
La única explicación política ante semejante suicidio colectivo de Cs está en la idea, por peregrina que lo parezca, de que Arrimadas y Bal podrían estar buscando refugio en el PSOE por causa de la animadversión profunda que sienten hacia el PP, a no ser que ambos hayan decidido salir de la política .
Pero el nuevo pacto de Cs con Sánchez puede acabar teniendo otros daños colaterales si, por ejemplo, Begoña Villacís y Juan Marín -que son los únicos que tienen las llaves de lo poco que queda entre los cargos públicos en Cs- rompen su relación con Arrimadas y se acercan por su cuenta al PP.
El apoyo de Cs al sanchismo en la reforma laboral, en el que Arrimadas está poniendo su empeño y en peligro de liquidar lo poco que ya queda de este partido es el tercer gran episodio de los errores de Cs.
El primero fue el de Rivera cuando, en la campaña electoral del otoño de 2019 para los comicios del 10-N, el líder de Cs anunció que quería pactar con Sánchez (lo que no quiso hacer en abril de ese año cuando sumaban 180 escaños) la formación de Gobierno lo que le costó a Cs la pérdida de 47 escaños y a Rivera su salida de la política.
El segundo error fue cuando Arrimadas, de la mano de Sánchez, pactó con él la moción de censura de Murcia que resultó un rotundo fracaso y provocó el adelanto electoral en Madrid donde Cs perdió todos sus diputados, lo que se añadió al entonces reciente fracaso de este partido en Cataluña.
Y el tercer acercamiento a Sánchez es el de ahora en la ‘reforma laboral’ lo que le costará otro fracaso en los comicios de Castilla y León y después en los de Andalucía.
Pero Arrimadas no aprende y sigue sin entender que el gran beneficiario de este último pacto de la ‘reforma laboral’ no es España sino Sánchez. El que volverá a las andadas con Podemos, Bildu, y ERC, mientras Cs se encamina hacia la disolución de un partido que lo tuvo en sus manos y que Rivera y Arrimadas lo están llevando a desaparecer.