El eje franco-alemán en pos del habla con Putin
El binomio Merkel-Macron, con su acuerdo de proponer al Consejo Europeo la iniciativa de un encuentro del eurocontinente con el ruso Vladímir Putin, viene a seguir el camino iniciado al alimón diplomático concertado por la UE y Biden con Moscú. En el ecuador de esta dinámica, está el drama geopolítico de Ucrania, con su Crimea amputada que merece atención sostenida, por ser origen, a su vez, de las mermas que padece su seguridad territorial en el costado europeo, donde uno de los barcos de Guerra británico en aguas del Mar Negro se ha encontrado disparos disuasorios de la marina rusa para que no se acercara más de lo que ya estaba a uno de sus navíos.
Mientras desde la parte occidental del mundo se reiteran las iniciativas de diálogo político con el jerarca ruso, la maquinaria moscovita se ocupa en enviar mensajes de solidaridad con las marcas bolcheviques del mundo hispanoamericano y a los polémicos regímenes que allí niegan en castellano el paso a la libertad. Tal son casos como el cubano y el nicaragüense; habiendo se sumar a ello paralelas y expresas complacencias chinas con otros regímenes sintónicos, con su propia retórica de libertades, cosa que el régimen de Pekín efectúa luego de echar el cierre al periódico más liberal de Hong Kong.
Al aire del título de esta nota, cabe percibir un componente cierto de ingenuidad desde el componente occidental en el trasiego ideológico dentro del internacionalismo cursante.