Lukashenko contra la libertad de informar
No le basta con la historia de Roman Protasevich y la brutalidad de su apresamiento por vía de piratería de estado, que le ha costado la confiscación internacional del cielo de su Bielorrusia. Ahora, el presidente prohíbe a sus compatriotas periodistas que informen de las protestas no autorizadas por su régimen: émulo a tope de las talas soviéticas de todas las libertades públicas.
Parecía imposible llegar más lejos de lo hecho por Lukashenko, en su cursante mimética antiliberal de la peripecia histórica rusa, mas conocido es que las apariencias engañan; tanto como que esa verdad hasta en la copla popular resuena: «tiene muy blanca las flores y las almendras amargas, lo mismo que tus amores». Quienes en este tiempo se prendaron de lo que sabemos, no acaban de creerse todo esto que vemos por el Este. Por ese oriente rojo de Europa, conectado con la China de la pandemia, cuyo origen tampoco parece ser transparente. Joe Biden emplaza a su espionaje para que en noventa días averigüe lo que ocurrió en China.
La oscuridad informativa es patrimonio compartido por Lukashenko con Moscú y con Pekín.