La diplomacia antiespañola de Donald Trump
Habría que rebuscar en archivos y hemerotecas para dar con el rastro de alguna acción diplomática o política del Gobierno español en el ámbito de las relaciones hispano-norteamericanas, durante el mandato del presidente Donald Trump, susceptible de ser considerada desleal o inamistosa, materia o cuestión, merecedora de represalia política puntual, en línea con con el “regalo” hecho al Estado marroquí con la cuestión saharaui conforme términos de daños sistémicos contra los derechos españoles en el espacio norteafricano; concretamente, sobre las plazas de Ceuta y Melilla. A falta de nuevos agravios antiespañoles, el proceder estadounidense, por vía de los cumplidos trumpianos al judaísmo norteamericano en ese espacio, el presidente saliente de la primera potencia mundial ha hecho omisión plena de solidaridad con España, con la que comparte pertenencia a la OTAN.
Está claro que Occidente se verá fortalecido en fecha próxima cuando el presidente Biden pase a ocupar la Casa Blanca y, por fin, este oscuro sujeto desaparezca definitivamente de la escena.