La OTAN no es Trump
Si el fin político de Trump no sería dañoso para los EE.UU. probablemente, la desaparición y eclipse de la OTAN supondría poco menos que necesariamente un enorme daño potencial para la seguridad de Europa, en el medio plazoy un daño no asumible, seguidamente, de ahí en adelante. La dinámica más elemental en la extrapolación de riesgos obliga a considerar que las magnitudes físicas en juego proyectan, en sus correspondientes proporciones, una brutal desventaja para Europa. El bloque ruso-chino, como continuidad física, exige y demand el ensamblaje euro-atlántico, al que responde el esqueleto geopolítico, euroatlántico, de la OTAN. Frente a ello, Donald Trump no rebasa la condición de epifenómeno político-cultural, rayano algunas veces en lo folclórico.