El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, acude a las elecciones del 23 de julio con importantes factores en contra que no se dieron en los anteriores comicios en los que fue candidato y que pueden ser decisivos de cara al resultado final.
Uno de esos factores, tal vez el que más preocupa en La Moncloa y en Ferraz, es la situación en Andalucía y del PSOE en esta comunidad. Es cierto que en 2019 Sánchez ganó dos elecciones cuando el Gobierno de la Junta de Andalucía ya estaba en manos del PP, pero el socialismo andaluz aún conservaba mucho poder municipal y las poderosas diputaciones provinciales.
Ahora, tras el 28M, el PSOE andaluz ha perdido mucho poder institucional en todos los ámbitos y, además, nadie ve que haya posibilidades de recuperación. El liderazgo de Juan Espadas no acaba de cuajar y empieza a ser cuestionado en algunos sectores del partido, y muchos se temen que, precisamente por la pérdida de poder este domingo, puedan empezar las disputas internas en el partido.
Sin Andalucía, no es sólo que al PSOE le sea prácticamente imposible ganar las elecciones, sino que puede cosechar hasta un muy mal resultado, porque esta Comunidad es la que más diputados aporta y el PSOE siempre ha basado su fortaleza parlamentaria en los escaños que conseguía en esta región.
El voto de las mujeres
Otro hándicap que afronta Sánchez de cara al 23J es el voto de las mujeres que está abandonado al PSOE, cuando desde hace muchos años los socialistas se han destacado por ser el partido más votado por las mujeres a mucha diferencia con el PP.
El CIS ya avisó de esta pérdida de votos pocos días ante de las elecciones. Así, el 11 de mayo, este organismo reflejaba una ventaja de seis puntos a favor de los socialistas: el 24,1% de las mujeres se decantaba por la papeleta socialista, frente al 18,2% que elegía la del PP. Once días después, el mismo CIS apuntaba que esa ventaja se había recudido, y sólo un 21,5% de las mujeres iban a vota al PSOE, frente al 21,1% al PP.
Y ya pasó en las elecciones andaluzas, según diversos estudios realizados posteriormente. En esta región, los socialistas tenían su franja más importante de votos en la comunidad en el conjunto de mujeres de 35 a 55 años. Pero esta bolsa de votos, clave para el PSOE andaluz, ya se registró una desmovilización en las elecciones andaluzas de 2018 donde, según el propio PSOE, unas 400.000 votantes socialistas se quedaron en casa. En las últimas autonómicas, se estima que ese porcentaje fue mayor o que ese voto se ha ido ya al PP.
La ley del “sólo sí es sí”, la “ley trans” o las políticas del Ministerio de Igualdad de Irene Montero no han sido compartidas por las feministas del PSOE que, de hecho, se constituyeron en Asociación para poder verter su críticas fuera del partido. Y, además, en las últimas elecciones, la Alianza contra el Borrado de las Mujeres que agrupa a más de 140 organizaciones feministas pidió no votar a partidos que hayan traicionado a las mujeres, en clara referencia a PSOE y Unidas Podemos.
Sánchez a mitad de la campaña y el mismo día que se dio a conocer la posición de las organizaciones feministas anunció una Ley de Paridad, lo que pareció un intento de reconciliación con este sector del partido que siempre ha sido muy importante, pero a tenor de los resultados no le funcionó.
Los pactos con los independentistas
Otro factor que preocupa en las filas socialistas y que se puso de manifiesto en la reunión de la Ejecutiva Federal del lunes es cómo explicar los pactos con los independentistas. El PSOE es consciente de que un sector de su electorado no los entiende y que, además, esto es un factor de la movilización en la derecha.
El PSOE quiere insistir en este sentido que estos pactos han sido indispensable no para colmar los anhelos independentistas de estas formaciones, sino para sacar adelante las políticas y las leyes del Gobierno, desde la “ley de Vivienda” a la reforma laboral, además de tres Presupuestos Generales del Estado de marcado carácter social. Pero el mensaje parece difícil que pueda cuajar, al menos, en una parte de sus potenciales votantes y en algunos territorios de España.
Desmoralización en las federaciones
Y, por último, también hay preocupación porque los resultados del pasado domingo provoquen un efecto desmovilizador en las federaciones socialistas. El PSOE siempre ha sido un partido muy ciclotímico y una de sus fortalezas es la capacidad de movilización que tiene cuando los ánimos están altos. La pérdida de tantas Alcaldías, Diputaciones provinciales y gobiernos autonómicos sin duda afectará al desarrollo de la precampaña y campaña.
Además, una persona conocedora del funcionamiento del partido cree que ha sido todo tan inmediato que la maquinaria del partido está al límite tras las elecciones del 28M y va a costar moverla de nuevo en los parámetros que suele hacerse en unas elecciones generales.
Pese a todo ello, lo que muchos recuerdan en el PSOE es que Sánchez es especialista en afrontar retos con muchos factores en contra y salir airoso, y creen que aún queda tiempo para reconducir situaciones y abordar los puntos débiles en los 54 días que faltan para volver a abrir las urnas.