Todos los ojos de políticos y analistas estarán puestos la noche del 28-M en lo que ocurra en la Comunidad Valenciana. No en vano es la autonomía más poblada de las doce donde se celebran comicios (más de cinco millones de habitantes) pero, además, el PP quiere recuperar lo que fue uno de sus grandes feudos durante dos décadas, desde 1995 a 2015.
Fue en el 2015 cuando el PP perdió la mayoría absoluta y nació el llamado Pacto del Botánic entre PSOE, Compromís y Unidas Podemos liderado por el candidato socialista Ximo Puig. Este pacto se reeditó cuatro años después y es el que ha gobernado esta comunidad los últimos ocho años, con la diferencia que en 2019 el PSOE volvió a ser el partido más votado en la región, como ocurrió ininterrumpidamente hasta mediados de la década de los noventa en todos los comicios.
En contra de lo que se cree actualmente, la Comunidad Valenciana siempre fue un feudo socialista y la federación valenciana de las más potentes del partido. Joan Lerma gobernó esta comunidad desde 1983 a 1995 y fue todo un barón con voz propia en el PSOE de Felipe González. La llegada de Eduardo Zaplana a la Generalitat llevó al socialismo valenciano a una crisis interna y de liderazgo durante varios lustros.
Por todo ello, en estas elecciones, más allá de las lecturas a nivel nacional que se hagan del resultado, tendrá mucha significación política si el Gobierno de la Generalitat Valenciana sigue en manos socialistas o vuelve a ser dirigido por el PP. Además, se da la circunstancia que con toda probabilidad el partido que se quede en la oposición estará condenado a una crisis interna y de búsqueda de nuevos nombres.
Las encuestas
La mayoría de las encuestas publicadas hasta ahora por numerosos medios de comunicación reflejan un escenario político que no dejan claro quién gobernará y, aunque muchas son dispares, hay alguna tendencia o puntos en común muy claros.
Así, todos los sondeos vuelven a colocar al PP como el partido más votado, ya que absorbe prácticamente todo el voto de Ciudadanos de 2019 y superaría el 30% de los sufragios. También las encuestas coinciden en que el PSOE sube ligeramente en intención de voto y supera el 23% que logró hace cuatro años. Pero que Ximo Puig aumente en porcentaje y número de votos no es garantía para gobernar ya que, aunque con algunas excepciones, la mayoría de las encuestas dan que los socios de los socialistas, Compromís y Unidas Podemos, están a la baja. Parece que Joan Baldovi no conseguirá los resultados de Mónica Oltra y que el partido morado está en horas bajas. Incluso, hay cierto temor de que la formación que dirige Ione Bellara no supere el 5% de los votos que son necesarios para tener representación en las Cortes Valencianas.
Y, por el contrario, el que sube en torno a cinco puntos según la mayoría de las encuestas es Vox, alcanzando en torno el 15% de los sufragios. Esto le podría dar unos 16 diputados que serían claves para la gobernabilidad con el PP, ya que el partido de Núñez Feijóo quedaría muy lejos de la mayoría absoluta.
La ambición de los dos bloques: 50 diputados
El Partido Socialista del País Valenciano (PSPV) va a centrar la campaña en la figura del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, quien en estos ocho años se ha ido consolidando poco a poco en esa imagen presidencialista.
Su buena gestión de la pandemia o las inversiones que ha traído a la Comunidad Valenciana -especialmente la factoría de Volkswagen en Sagunto- son algunos de sus puntos fuertes; pero su gran reivindicación de un nuevo sistema de financiación autonómica que no perjudique a la Comunidad Valenciana ha fracasado; así como impedir el nuevo trasvase Tajo-Segura.
El PP, por su parte, vuelve a las esencias del zaplanismo apostando por Carlos Mazón, quien ocupó distintos cargos en los gobiernos de Eduardo Zaplana y fue presidente de la Diputación de Alicante. Se hizo con las riendas del PP valenciano con el apoyo de Pablo Casado y quiere volver a recuperar el poderío que tuvieron los populares hace una década en este territorio. No obstante, su nombre está unido indirectamente a varios casos de corrupción del PP.
Por su parte, Compromís ha querido apostar por el rostro amable y conocido de Joan Baldoví, para superar el escándalo que provocó la dimisión de Mónica Oltra por el caso de su ex marido. Sin embargo, la popularidad de Baldoví como diputado por Compromís en el Congreso parece que no será suficiente para igualar siquiera los resultados de 2019.
Y lo mismo ocurre con Unidas Podemos. Héctor Illueca, que ha ejercido como vicepresidente segundo de la Generalitat y que repite como candidato. Pero el partido morado no está en sus mejores momentos y todo pasa porque salve los muebles, es decir, que mantenga representación parlamentaria.
Ciudadanos, que llegó a tener el 18% de los votos en 2019 también parece condenado a no volver a pisar las Cortes Valenciana. Y, por contra, Vox sigue creciendo y aumentaría entre tres y cinco puntos el 10% de los votos de hace cuatro años.
Lo que está claro es que no habrá mayorías absolutas y que lo que se decide el día 28-M es qué bloque gobernará la Comunidad Valenciana los próximos cuatro años. Esto pasa por conseguir 50 escaños que otorgan la mayoría absoluta -las Cortes Valenciana la componen 99 diputados y diputadas- y todo estará en un puñado de votos. El Pacto del Botánic es factible que se pueda reeditar y así lo contemplan las últimas encuestas, pero no faltan sondeos en los que dan que PP y Vox llegarán a los 50 escaños y gobernarán juntos.
Pero el resultado final será determinante la noche del 28-M para hacer lecturas políticas de mayor calado y ya mirando a las elecciones generales de diciembre.
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