Elecciones USA: jugando a barquitos: Trump tocado, no mortalmente hundido
La misma noche, conocido el resultado electoral, Trump lo declaró como un éxito para él. En esta vida, todo o casi todo es relativo y como dijo el poeta todo es según el color del cristal con que se mira. Para quienes esperaban (y deseaban) una derrota aplastante de Trump, evidentemente el resultado es un revés. No olvidemos que lo tradicional en las elecciones “midterm” en EEUU, lo normal es un serio castigo al presidente (incluso ocurrió con Obama), algo que esta vez no ha pasado.
“Cuando los demócratas van a votar, los demócratas ganan” y eso que también se dice allí seguramente ha ocurrido esta vez. La participación ha sido muy superior a la acostumbrada y eso además da un cierto aroma, como se preveía, de consulta nacional sobre Trump y sus políticas. Que eso sea o no un anticipo de las presidenciales de 2020 es asunto distinto. Pero por lo menos da un cierto indicio de un (deseado) cambio (dentro y fuera del país).
La realidad es que Trump queda tocado aunque no tanto como se esperaba y deseaba por muchos. Ahora en minoría en Representantes pierde determinadas e importantes competencias que sí mantiene al conservar el Senado, decisivo por ejemplo en nombramientos como el de magistrados en la Corte Suprema, clave en ese país donde la separación de poderes no parece contar mucho al menos en ese decisivo trámite como se ha visto en fecha reciente con el muy polémico nombramiento de Kavannaugh. Esa mayoría en el Senado parece alejar la posibilidad de un éxito en un posible “impeachment” aunque cabe iniciarlo por los demócratas algo de posible interés como instrumento de agitación política y social.
La mayoría demócrata en Representantes y, sobre todo, la nueva composición de esa Cámara notablemente rejuvenecida y multicolor parece prometer tiempos nuevos para un país muy, muy conservador, como se ha vuelto a demostrar con estos resultados que han mostrado, esta vez de manera clara, un país dividido en dos mitades por factores que van desde raza y color hasta lugar de residencia pasando por mayor o menor riqueza, algo que ya se sabía pero que esta vez se ve claramente ( por el que quiera verlo).Trump y el republicanismo mantienen, aunque debilitado, su poder en circunscripciones en las que esos factores juegan de manera importante, factores ayudados además por los trucos del “gerrymandering” es decir la práctica decenal ( con el nuevo censo poblacional) del “redistricting” o rediseño de las circunscripciones de votantes, a veces con diseños totalmente pintorescos y todo ello favorece el voto conservador. Nada nuevo por otra parte.
Una importante baza (seguramente la principal) de la no catástrofe trumpista puede haber sido la indudable bonanza económica aunque eso sí muy desigualmente repartida. Pero ese tema del reparto no preocupa a los más conservadores que no leen ni el New York Times ni el Washington Post ni mucho menos publicaciones como The Nation,The New Republic o The Atlantic, solo se ilustran con su prensa y canales de tv locales y a nivel nacional por ejemplo en Fox. El tema del reparto de la mejora económica queda para los “liberals” o sea progresistas de las costas Este y Oeste, Universidades y algunas publicaciones, lo que escasamente llega a la denominada “América Profunda” donde reina el patriotismo a ultranza, en su versión más extrema, esa que tiene en Trump su mejor ejemplo con su “Make America Great Again” y “America First”, proclamas y lenguaje que por ejemplo olvidan que América no es solo EEUU, hay muchas otras naciones en ese continente. Esa proclama y otras muchas actuaciones del mismo estilo alimentan esa enfermedad infantil del patriotismo llamada patrioterismo, tan presente en ese país.
Un segundo aspecto a destacar es la variedad de los nuevos Representantes, sin duda un retrato más fiel de esta inmensa nación que el o los anteriores. A destacar el escaño obtenido por una ciudadana de origen palestino, difícil tarea para ella en un país con un poderosísimo “lobby” pro Israel, de enorme efecto en su política exterior. Esta variopinta y nueva composición de la ahora mayoría demócrata en esa Cámara es tema complejo así como muy importante para el devenir político precisamente por ser mayoría y variopinta. Ocurre que la disciplina de iniciativas y de voto allí no suelen ser tan rígidas como en otros sistemas y muchas veces la principal preocupación del Representante no es tanto con su grupo como con el Estado que lo ha elegido y ambos criterios pueden no coincidir siempre.
Lo que es claro es que ambos partidos miran ya a las elecciones presidenciales de 2020 y lo primero es la búsqueda de candidatos presidenciales. En los republicanos la cosa, al menos hoy por hoy, parece clara: Trump tras su medio éxito/medio fracaso de estas elecciones de mitad de mandato de las que sale con vida. Mucho más complicado lo tienen los demócratas. Figuras veteranas como el exvicepresidente Joe Biden o Nancy Pelosi, la líder de la minoría demócrata en Representantes (a punto se dice de ser defenestrada) parecen tenerlo crudo aunque es pronto y pasarán muchas cosas. Algunos medios se han fijado en Alejandra Ocasio-Cortez, la candidata más joven llegada al Congreso, 29 años, de Nueva York, latina, del Bronx y camarera en un restaurante en ese barrio. A primera vista, demasiada revolución para una candidatura a nivel nacional. Ya veremos porque la propia candidatura de Trump pareció en su momento altamente improbable. Sorpresas te da la vida.
Lo más claro es que los resultados de estas elecciones abren una nueva etapa en Estados Unidos y, por ello, en todo el mundo. El poder demócrata en Representantes va a obligar a Trump a una política de negociar y acordar con la oposición muchos temas. O sea volver a la tradicional política, olvidada estos años “trumpistas”, de “checks and balances”. Roguemos que sea para bien del mundo.