La larga mano de Francia en la crisis española del Magreb
Llegará el momento, cuando pasen las elecciones legislativas francesas y empiece a declinar la guerra de Ucrania, en el que empiecen a encajar las piezas del puzzle del inesperado reconocimiento por España de la soberanía marroquí del Sáhara Occidental.
Y entonces veremos cuán larga es la mano que tiene puesta en el Magreb el presidente de Francia, Enmanuel Macron. El que ahora se va a esforzar, de una manera insistente, en templar los ánimos del presidente Tebboune de Argelia y del gobierno de la ex colonia de Francia. Y ello para reconducir la tensa situación de Argelia con España, mientras, a su vez, París mueve sus hilos y pide prudencia y bajo perfil a los gobiernos de Rabat y Madrid.
En esta crisis del Magreb el error político de España fue traer a nuestro país al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, para ser tratado del covid. Y una vez descubierto los estrategas de este golpe de mano hispano en el Sáhara vieron que esto, unido al intento de invasión de Ceuta, ofrecía una excelente oportunidad para mover todas las fichas del tablero magrebí y para cambiar la situación como finalmente ha ocurrido.
Y además los astutos ‘manipuladores’ de París contaban en España con un apasionado francófono en la persona del hoy ministro español de Exteriores, José Manuel Albares. El que hasta hace muy poco fue embajador de España en París y muy buen relacionado con la sede oficial de la diplomacia gala en París, el palacio del Quai d’ Orsay.
Y, probablemente, fue durante su estancia en París cuando el diplomático español, Albares, acabó siendo ‘captado’ para la ‘causa magrebí de Francia’ por los servicios de la inteligencia francesa. A sabiendas de que podría ser un potencial aliado en la operación del Sáhara Occidental para Marruecos. Operación que ya inició Trump y a la que se han sumado Francia, Alemania, Israel y España.
Una operación que se cuece más en el Ministerio de Interior de París que en el de Exteriores, de la misma manera que en Argelia y Marruecos son ahora los ‘servicios de inteligencia militar’ -con sus Pegasus respectivos de origen israelí- los que tienen un rol determinante.
Y donde no pinta nada Vladimir Putin por mas tonterías y frivolidades que hayan propagado en torno a Rusia y Argelia la vicepresidenta Calviño, y el ministro Albares al que medios oficiales de Argel han vapuleado de grosera manera. Aunque la alusión al guiñol puede que no fuera muy desacertada una vez que los hilos de la pretendida marioneta se han podido manejar desde París. Algo que las autoridades argelinas no se atreverían a decir.
Lo cierto es que de pronto y sin consultar con nadie el presidente Sánchez le encargó a Marruecos que anunciara a los medios de comunicación que el Gobierno español había reconocido en una carta la soberanía marroquí del Sáhara Occidental.
Lo que en principio protestaron todos los partidos de la Oposición, el PP ahí incluido, aunque no tenemos duda de que si Alberto Núñez Feijóo llega al poder en 2023 no cambiará nada la situación actual impuesta por Sánchez en el Sáhara. Y entre otras cosas porque ni en Francia ni en Washington se lo consentirán.
Y además existe una relación muy especial entre el Rey de España, Felipe VI y el Rey de Marruecos Mohamed VI, que en toda esta crisis ha sido ocultada lo que tampoco se debería de olvidar.