El debate sobre el CNI exhibe la fractura múltiple de la política nacional
El debate parlamentario sobre el espionaje del CNI a 18 dirigentes del nacionalismo catalán, ahí incluido el presidente de la Generalitat, Pere Aragonés y por el que fue cesada la directora del Centro, Paz Esteban, no ha servido para nada nuevo ni bueno, sino para escenificar la fractura política nacional en estos tiempos de pandemias varias, guerra en Ucrania y crisis económica y energética en España y en la UE.
Fracturas variadas empezando por la nacional entre bloques de izquierda y la derecha, en cuyo interior y en cada uno de los dos también se aprecian roturas y discrepancias. En el seno del Gobierno, entre los ministros del PSOE y UP (e incluso dentro de UP entre las ministras Díaz y Belarra y Montero). Y más fracturas entre el presidente Sánchez y sus aliados de la legislatura ERC, PNV y Bildu.
Como discrepancias importantes existen en el bloque del centro derecha entre Vox, PP y Cs. Lo que nos presenta un panorama político nacional que tiene en vilo la ‘estabilidad’ del Gobierno y confundida la posible alternativa de la oposición del centro derecha.
Y todo ello con la perspectiva cercana de las elecciones andaluzas del 19 de junio que, para los partidos nacionales, se va a convertir en un primer gran test del mapa político español. O en el primer ensayo para las importantes citas electorales del año de 2023, como serán los comicios autonómicos y municipales de la primavera y las elecciones generales de finales del año.
Sin embargo, la fractura política en el bloque de la izquierda no provocará la caída del presidente Sánchez y de su Gobierno porque sus socios de dentro del Ejecutivo y sus aliados externos de la legislatura no quieren un adelanto electoral, por temor a una victoria del bloque de la derecha. De manera que la batalla en el interior de este bloque de la izquierda es sólo testimonial.
Mientras que en el bloque de la derecha será crucial, a corto plazo y de cara a los comicios generales de 2023, el resultado que se produzca el 19-J en Andalucía, para comprobar si el PP puede gobernar en solitario o con ayuda de algún diputado de Cs. O si necesitará el apoyo de Voz, en cuyo caso el partido de Abascal pedirá su entrada en el Ejecutivo de la Junta andaluza en línea con lo que ya lograron recientemente en Castilla y León.
De ahí la importancia de las elecciones del Sur para el PP al que las últimas encuestas dan como ganador pero necesitado de Vox, lo que lastraría, de cara a las elecciones de 2023, el nuevo liderazgo del PP de Alberto N. Feijóo si permite en Andalucía el pacto de Gobierno del PP con Vox.
En cuanto a la crisis del CNI el presidente Sánchez se ha negado a admitir que es él quien está al mando del Centro Nacional de Inteligencia como es así por ley y lógico y natural para eludir su responsabilidad en el espionaje a los dirigentes catalanes, incluido Aragonés, presidente de la Generalitat.
Y en contrapartida, además de hacer entregado la cabeza de la directora del CNI al separatismo catalán, el presidente Sánchez ha anunciado la reforma de la Ley del CNI en pos de reforzar su ‘control interno y judicial’. Lo que resulta inútil y redundante porque es el presidente del Gobierno quien ya tiene el control del CNI y por lo tanto el responsable de lo que ha ocurrido con el espionaje a los dirigentes y gobernantes catalanes y de lo que en el futuro pueda pasar.