Casado llama y Sánchez se lo reprocha
Puede que Pablo Casado haya hecho mal en llamar a Pedro Sánchez para hablar de la crisis de Ucrania, y que se haya arrepentido de ello a la vista de la mala acogida que le dispensó el Presidente. Quien, en vez de agradecer el gesto de una llamada, que debió de haber hecho Sánchez, aprovechó esta oportunidad para reprochar a Casado la política del PP sobre los fondos de la UE y pedirle apoyo para la reforma laboral.
Pero Sánchez es así y a estas alturas no va a cambiar y Casado hizo lo que tenía que hacer y puede que por última vez. Mientras, Sánchez continúa con su obsesión de la reforma laboral y su vicepresidenta Yolanda Díaz insiste en suplicar a los nacionalistas que bendigan la reforma con el argumento falso de que no se trata de una cuestión ‘política’ (sic) sino de alcance social.
Sin embargo y por el momento el único nuevo apoyo logrado por Sánchez es el de Cs porque Arrimadas sigue, como ya le ocurrió en ‘el crimen de Murcia’, bajo el hechizo y atracción fatal de Sánchez que será el enterrador de Cs, en cuanto terminen las elecciones de Castilla y León (cuya victoria el CIS de Tezanos se la acaba de regalar al PSOE) y las de Andalucía.
Ahora bien, después de lo ocurrido con la llamada de Casado a Sánchez cabe esperar que todos esos campanudos y acomodados personajes de la derecha que le piden a Casado que apoye la reforma laboral aprendan, de una vez por todas, que con este Sánchez/Frankenstein que habita en La Moncloa no hay nada que hacer y menos aún que pactar.
Salvo que estos componedores de la derecha económica y empresarial (ahí incluida ‘La Celestina’ de la CEOE, Fátima Báñez) trabajen como agentes dobles y secretos de Pedro Sánchez y de Santiago Abascal para que Pablo Casado cometa el mismo error que Arrimadas y hunda al PP, como ya está hundido Cs.
Por lo demás, resulta un tanto penoso para los españoles el comprobar que el gran aliado europeo de Sánchez en la crisis de Ucrania ahora resulta que es ¡Finlandia! Porque ni Biden ni Macron lo han incluido en el núcleo duro de la últimas consultas secretas y urgentes de los aliados atlánticos.
Y está claro y con razón, porque los líderes atlánticos no se fían nada de un Gobierno de España en el que están los comunistas que critican a la OTAN y se oponen al tibio despliegue de armamento español. Un gesto con el que Sánchez espera asegurar la celebración en junio y en Madrid de la próxima cumbre de la OTAN. La que ya veremos si finalmente se va a celebrar.