Cayetana Alvarez de Toledo llegó haciendo ruido, porque para eso la puso Pablo Casado -craso error- al frente del Grupo Parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados. Y se ha marchado haciendo ruido y a palos con Casado y el secretario general del PP, Teodoro García Egea, llegando a decir que el PP es ‘como una secta’.
Cayetana es así y llegó y sobre todo se fue ‘a su manera’ y sin aceptar con ‘elegancia’ -como lamentan en Génova 13- su cese repitiendo contra el PP actual las agresiones que ya lanzó contra Mariano Rajoy años atrás. Lo que debió de haberle servido a Casado de referencia antes de colocar a Álvarez de Toledo en el número tres del escalafón del PP.
La realidad es que no fue Casado quien nombró a Cayetana sino que fue Aznar. Y la verdad, también, es que la hasta ahora portavoz del PP en el Congreso no es tan lista ni inteligente como ella se cree y aparenta, porque si lo fuera no habría cometido, desde su soberbia infinita, los errores que cometió y que le han costado el cargo.
Como nunca imaginó que Casado se iba a atrever a cesarla porque ella se creía protegida por Aznar y por lo tanto intocable. Lo que ha resultado ser otro error y una prueba más de su escaso talento político y de unas maneras poco democráticas y nada liberales. ‘Dime de qué presumes...’
Y todavía nos queda por conocer el estrambote final de la despedida en su fracaso de Cayetana que bien podría ser el mismo que Miguel de Cervantes añadió a su soneto dedicado ‘Al túmulo del Rey Felipe II en Sevilla: ‘Y luego, incontinente,/ caló el chapeo, requirió la espada/ miró al soslayo, fuese y no hubo nada’.
Y a la espera estamos de ver si Cayetana deja el escaño, lo que le restaría presencia política y mediática que tanto le gusta. E incluso si abandona el PP y regresa al búnker de FAES con Aznar y el combo de los predicadores mediáticos que hoy lloran su cese, y esa si que es una verdadera secta de ‘los federicos’ y compañía.
Cayetana habla de democracia, liberalismo, reformismo y cultura pero su discurso no se corresponde con sus malos modales. Y da la impresión que, ofuscada por la turbia visión aznarista de lo que ocurre en España, ella está bastante fuera de la realidad. Y al final, en vez de aportar soluciones, se ha convertido en un problema y acabó haciéndole daño al PP.
Sin duda un pésimo balance en tan poco tiempo. Y, utilizando sus palabras, un ‘desdichado’ final. Lo que va a permitir a Casado recuperar el mando y su autoridad plena en el PP y también, y mire usted por donde, alejarse de la influencia de Aznar.
Para al menos a partir de ahora y, como rezan los versos finales excelente poema ‘Invictus’ de Henley, con el que tanto se identificó Nelson Mandela, poder decir alto y claro: ‘soy el amo de mi destino:/ soy el capitán de mi alma’. No lo tiene nada fácil Pablo Casado pero está a tiempo de rectificar.