Sánchez está a tiempo de rectificar
Las descalificaciones -ya habituales- de los dirigentes nacionalistas del País Vasco y de Cataluña contra el discurso del Rey Felipe VI de Navidad son un nuevo aviso para Pedro Sánchez, candidato a la investidura de Presidente del Gobierno, de lo que le espera si pacta con ERC la mayoría parlamentaria en la que va a sustentar su mandato político en la nueva legislatura.
Una mayoría inestable y bajo continua amenaza como se aprecia en las actuales circunstancias de continuo chantaje de ERC a Sanchez y al PSOE para que someta a los intereses del delincuente Junqueras el dictamen que la Abogacía del Estado presentará ante el Tribunal Supremo en relación con la sentencia del Tribunal de Luxemburgo de la UE donde que se le reconoce a Junqueras ‘inmunidad’ de euro parlamentario.
Y ello como una cuestión previa a la publicación del texto del acuerdo entre el PSOE y ERC, donde Sánchez aceptará con un lenguaje soberanista toda una serie de concesiones a los separatistas catalanes entre las que incluirán los indultos a los condenados por el Tribunal Supremo, aunque semejante decisión no figure escrita como tal, sino camuflada en los aparados de los presos condenados por el Tribunal Supremo o de lo que los soberanistas de ERC llaman ‘represión judicial’.
La presidencia del Gobierno de España que tanto ansía Sánchez no vale la pena con este trágala de por medio con el que se ataca a España, a la que Sánchez ya hizo mucho daño al abrir negociaciones con el preso Junqueras, lo que a la vista de los gobiernos y de los Tribunales Europeos constituye una flagrante desautorización de la sentencia del Tribunal Supremo sobre el golpe catalán del otoño de 2017 y de la Justicia española en general.
Hechos todos ellos muy graves que deben alarmar al resto de dirigentes y de diputados del PSOE para exigirle a Sánchez -que aún está a tiempo de rectificar- un frenazo y un vuelco de la situación. E incluso obligarle a ello con públicas denuncias y votos de sus diputados en su contra para romper los infamantes pactos y negociaciones con ERC.
Y si el PSOE no se mueve, por temor a un autocrático y represivo Sánchez, está claro que el candidato a la investidura (que nunca exploró ni quiso un acuerdo alternativo con PP y Cs, ni ahora ni tras las elecciones del 28-A), seguirá su camino de la mano de Iglesias y Junqueras hacia nadie sabe donde y arrastrando por el suelo la reciente historia democrática del PSOE en los años de la Transición.