Trump quiere una guerra
El presidente USA Donald Trump ha dicho que ya es hora que los EEUU vuelvan a ganar una guerra, en alusión a los recientes fracasos en Irak, Siria y Afganistán. Pero para ganar una guerra hay que entrar en guerra y luego ocupar con éxito el territorio conquistado lo que no es tan fácil, como se vio en Irak.
Entonces una guerra pero contra quién. En teoría es contra el ISIS, lo que en ese caso obligaría a los americanos a echar pie a tierra porque parece claro que los actuales bombardeos son insuficientes.
Para completar su bélica pasión y enriquecer a su industria de armamento Trump anuncia un aumento del presupuesto militar del 9%, 54.000 millones de dólares, que se sumarán a los más de 600.000 millones del gasto bélico USA (España está en unos 7.000 millones de euros).
Una política belicista de Trump con la que el presidente pretende jalear a las bases y los votantes del Partido Republicano para redondear su eslogan de 'América first'.
Aunque en realidad el mayor enemigo de Trump es Trump. Y también la creciente contestación social que sufre en su país. Y desde luego no va a conseguir que, en plena crisis económica europea y mientras descalifica a la UE y aplaude el Brexit, los gobiernos europeos de la OTAN aumenten el gasto militar en un tiempo en el que luchan contra el déficit y la deuda de los Estados.
Máxime cuando naciones importantes en el marco de la OTAN como Francia, Alemania, Holanda e Italia están en pleno periodo electoral y el gasto militar es algo que choca con el sentir de la mayoría de los votantes.
De hecho los adversarios bélicos potenciales de Trump son China y Rusia, pero Pekín controla buena parte de la deuda y del comercio con USA y a Trump le fascina la relación con Putin.
Entonces ¿dónde está el fantasmal enemigo que Trump quiere derrotar con el impresionante ejército que ahora pretende reforzar? De momento no se sabe pero está claro que Trump lo buscará. ¿Acaso en Cuba o Venezuela? Capaz es Trump de amenazar a ambos países, pero Latinoamérica entera se alzaría contra semejante intromisión.
Y aunque algo así parece que se acabó tiempo atrás, tampoco hay que olvidar que bajo el presidente George W. Bush ordenó la invasión de Panamá en diciembre de 1989 para capturar al presidente y general Manuel Antonio Noriega, acusado de narcotráfico por la justicia americana.
Y decimos parece porque desde EEUU se acusa a primeros gobernantes venezolanos de estar implicados en el tráfico de drogas y esto, a más de uno en Caracas y empezando por el presidente Nicolás Maduro, les debería de obligar a reflexionar. Porque Donald Trump está buscando una guerra y está convencido de que la va a encontrar.