Embajadas abiertas en Washington y La Habana
La bandera de Cuba ondea en la embajada que este país acaba de abrir en Washington tras los acuerdos hallados entre Raúl Castro y Barack Obama para el restablecimiento de relaciones diplomáticas. A la vez, en La Habana se abrió ayer la embajada de los Estados Unidos en Cuba en la que ondeará por primera vez la bandera norteamericana a partir del día 14 de agosto en presencia del secretario de Estado John Kerry que viajará a la isla para asistir a la solemne ceremonia.
Con estos pasos se normaliza la relación entre ambos países y se pone un punto y final al último vestigio de ‘la guerra fría’ gracias al ímpetu y audacia del presidente Obama que dio un primer paso al frente a pesar de los obstáculos que ha encontrado en los sectores conservadores de su país.
Se acaba pues un anacronismo -como el bloqueo comercial a Cuba que sigue vigente aunque se va moderando poco a poco-, porque los EEUU mantienen relaciones diplomáticas con regímenes políticos mucho más duros y enemigos de las libertades y los Derechos Humanos que el de Cuba, como ocurre con China, Araba Saudí y muchos países africanos y del Golfo Pérsico. Y aquí incluido Irán con quien Obama también acaba de lograr un acuerdo para impedir la construcción de la bomba nuclear en ese país, lo que permitirá rehacer las relaciones diplomáticas entre los dos países.
Y lo que amplía el prestigio internacional de Obama quien además ha puesto fin a las guerras heredadas de Georges W. Bush de Afganistán e Irak, cazó a Bin Laden, superó la crisis financiera americana de 2008 y puso en marcha medidas importantes a favor de la sanidad púbica y la inmigración clandestina, cumpliendo así el grueso de sus promesas en las que aún queda pendiente el cierre de la cárcel de Guantánamo.
La nueva relación de Washington y La Habana va a cambiar y mucho la política norteamericana en América Latina y ayudará a rebajar muchas de las tensiones que existían hasta el momento entre Estados Unidos y los gobiernos más progresistas de Latinoamérica, sobre los que Cuba ejercía una clara influencia política basada de su numantina situación y resistencia frente al bloqueo norteamericano. Asimismo, este acercamiento entre EEUU y Cuba permite mejorar las relaciones de la isla con la Unión Europea, y España -que llegó con un cierto retraso a este reencuentro- ahí incluida en esta nueva situación.
La apertura diplomática entre Washington y La Habana incluye otras mejoras importantes de índole económico y comercial que sin duda van a beneficiar y mucho a los ciudadanos cubanos y al Régimen de los Castro. Pero por estas puertas que se van abriendo también llegarán a la isla aires nuevos de libertad y democracia que tendrán incidencia en la defensa de los Derechos Humanos de todos los habitantes de la isla donde se espera que sean puestos en libertad los presos políticos.
En los últimos meses se han solucionado, o están en vías de ello, dos grandes conflictos internacionales como los que oscilaban en torno a Cuba e Irán. Pero persiste la crisis de Israel y Palestina como el gran centro de tensión en el Mediterráneo Oriental, además de la locura del Estados Islámico que no deja de desestabilizar la zona y de colaborar con el terrorismo internacional.
La pieza maestra que falta para completar el puzzle de la paz está celosamente guardada en Tel Aviv, donde el gobierno de Netanyahu se resiste al acuerdo final con Palestina. A pesar de que ello sería un paso fundamental para la paz internacional y la lucha contra el terrorismo.
Y puede que Barack Obama no logre triunfar en ese empeño por la actual resistencia del gobierno conservador y nacionalista israelí, pero si Tel Aviv se encastilla en sus posiciones las naciones de Occidente, y de todo el mundo acabaran reconociendo el Estado de Palestina, y en ese caso Israel tendrá que ceder a la presión internacional. Lo ocurrido ayer entre Washington y La Habana es, en ese sentido, toda una señal.