Jaume Matas en prisión
El ingreso en prisión de Jaume Matas, ex ministro de José María Aznar y ex presidente de Baleares constituye un hecho político y jurídico de la mayor importancia por cuanto esta vez el peso de la ley ha caído implacable sobre las espaldas de este personaje que se creyó dueño y señor de las islas que gobernaba y del dinero público que gestionó. Y no está nada mal que la Justicia haya sido implacable a pesar de los nueve meses de condena -condena mucho menor que la de otros corruptos que no entraron en prisión- y el motivo del castigo haya sido el pago ilegal y con dinero público de un periodista adulador que le escribía crónicas y discursos.
Pero ¿qué es eso de pagar con dinero público al ‘negro’ redactor del presidente balear? Una minucia dirán algunos, pero un delito y bien está Matas donde ahora está a sabiendas como se sabe que tiene otras causas pendientes, como el enorme escándalo de polideportivo de Palma Arena, y ahí incluido las donaciones, otra vez con dinero público, que le hizo a Urdangarin, o su pomposo palacete y otras habilidades.
Y a la espera estamos de que María Dolores de Cospedal, tan rápida ella para las críticas del no menos grave escándalo de Jordi Pujol, haga una declaración sobre Matas, y lo mismo debería de hacer el presidente Rajoy y el ex presidente Aznar. Aunque a lo mejor están esperando a que también entré en prisión Carlos Fabra para ‘matar dos pájaros de un tiro’, porque da la impresión que esto de la corrupción, con Gürtel abierto en canal y el jefe de finanzas del PP, Luis Bárcenas, en la cárcel es un asunto ajeno a este Gobierno de Rajoy y al Partido Popular. Un ‘asunto familiar’ o privado tal y como dijo, sin inmutarse, Artur Mas sobre el gran fraude de Jordi Pujol -fundador de Convergencia y ex presidente de la Generalitat- y su numerosa y adinerada familia.
El espectáculo nacional de la corrupción española, o de ‘la corrupción ambiental del Estado’, como escribió en estas páginas nuestro admirado José Luis Manzanares, es asombroso y aterrador y va de CiU al PP y de ahí al PSOE de Pedro Sánchez, que a la espera está de la imputación de los dos últimos ex presidentes de este partido, Griñán y Chaves, pasando por los sindicatos UGT y CC.OO, y tocando incluso a la Familia Real. Lo que explica y justifica la abdicación del Rey Juan Carlos y la sabia decisión del Rey Felipe VI de auditar todas las cuentas de la Corona, imponer un severo control al gasto y a los regalos que se reciben y prohibir a la Familia Real, el rey padre ahí incluido, hacer negocios o trabajar en el ámbito privado.
Se ha dicho y escrito en estos días -por los amigos de Jaume Matas- que el gobierno, la fiscalía y los jueces han sido muy severos con el ex presidente balear y que no lo son con la infanta Cristina y con otros delincuentes de alto copete que cuentan con la protección gubernamental o estatal. Ahí están los últimos indultos de Zapatero al ex banquero Sáez y de Rajoy a políticos corruptos del PP y Unío en diciembre de 2011 y nada más llegar al poder, como bien lo sabe Gallardón. Otro político que, como Camps y Barbera, debería seguir los pasos de Matas por malversación en el caso Nóos.
Y cuidado con el caso de Pujol a ver si en el encuentro de Rajoy y Mas en la Moncloa se pacta la vista gorda judicial y de la fiscalía con el expresidente catalán a cambio de la retirada, por parte de CiU, de la consulta independentista de Cataluña, lo que sería el colmo de la desfachatez. Y lo que no cabe descartar a la vista de cómo las gasta esta clase política -’la casta’ como la llaman los de Podemos- en el uso, manipulación y abuso del poder judicial, asunto del que Pedro Sánchez no ha querido decir ni una sola palabra por sí más adelante necesita ayuda de Rajoy para Chaves, Griñán, Alvarez, Viera y Méndez, entre otros.
En fin, Jaume Matas ya está en prisión y cabe esperar que otros como Fabra, o los Pujol, le sigan a ver si el ejemplo del duro castigo sirve de disuasión a los profesionales políticos de la corrupción. Y a no perder de vista el caso de Lionel Messi porque, de momento, de sentarse en el banquillo y ante un juez no parece que se vaya a librar. Y esa fotografía, como la de Matas de ayer, si que dará la vuelta al mundo juntó a la ‘marca España’ que no hay manera de limpiar.