La mejora del empleo y la crisis de Administración
La encuesta de la EPA del segundo trimestre del año constituye una buena noticia que confirma un cambio favorable de tendencia a favor de la recuperación del empleo (más de 400.000 empleos nuevos) y del descenso del paro (en más de 300.000). Lo que se suma a los mejores datos relativos al crecimiento. Todo ello, por supuesto, en medio de las altísimas cifras del paro español (cerca del 25%) y especialmente de los jóvenes, y tocado por empleos temporales y de baja cualificación pero al fin y al cabo mejora. Lo que, sin duda, constituye un paso positivo que premia esfuerzos del Gobierno por más que aún estemos lejos de una recuperación importante que, según los expertos llegará cuando España crezca por encima del 2% del PIB, un objetivo que el Gobierno de Rajoy coloca para finales del año 2015.
Naturalmente, estas previsiones están pilladas con alfileres y van a depender de que, poco a poco, se cumplan los objetivos del déficit y las señales de recuperación sobre todo si las nuevas y financieras medidas del BCE entran en vigor a favor del crédito. Y si la Comisión Europea de Juncker consigue que Alemania flexibilice la austeridad y apueste por la expansión, lo que puede ser más fácil ahora que países como Francia e Italia están en zona de peligro donde antes solo habitaban las naciones periféricas del Sur de la UE (España, Grecia, Italia y Portugal), más Irlanda en el Norte.
Pero los peligros también acechan a España y a la UE como pasa con la crisis de Ucrania y las tensiones de Oriente Próximo que están repercutiendo en los precios del petróleo y en consecuencia en los costes energéticos. Y a no perder de vista la crisis catalana que podría crear en España un ámbito de inestabilidad política, ahora que se han recuperado otras crisis institucionales como son el relevo en la Corona a favor del nuevo Rey Felipe VI, y también con la sustitución de Rubalcaba al frente del PSOE por parte del nuevo secretario general Pedro Sánchez, que será confirmado este fin de semana en el congreso extraordinario del Partido Socialista.
Las cosas mejoran en España lentamente y Rajoy tiene motivos para declararse moderadamente satisfecho -‘la mejora del empleo es lo que deseaba anunciar desde que llegue a Moncloa’, dijo ayer-, aunque la gran asignatura pendiente está en la reforma y reducción de la enorme estructura de Estado español.
Y ahí tiene el presidente Rajoy el ejemplo de Francia e Italia, dos países que, en cuestión de meses, y de la mano de sus respectivos jefes de Gobierno Vals y Renzi han abordado a toda velocidad con la reducción de las regiones -Francia pasó de 32 a 13- y de las provincias y municipios. Lo que debiera ser imitado con la mayor urgencia en nuestro país, para reducir el número de las actuales 17 autonomías -muchas de las cuales son impostadas-, eliminar diputaciones y ayuntamientos e incluso el Senado si la Cámara Alta no acaba logrando una función importante, aunque solo sea en el ámbito territorial.
Pero estas reformas de fondo que en las autonomías exigen un cambio de la Constitución, y en la que podría hacerse un sitio al problema catalán, y exigen un amplio apoyo parlamentario y un nuevo consenso nacional lo que a corto plazo no es previsible. En primer lugar porque los dos grandes partidos PP y PSOE están en baja, y en segundo lugar porque ninguno de ellos querrá entrar en el debate de la reducción de autonomías -por ejemplo ¿porqué no se une La Mancha con Madrid?- porque eso podría tener un coste electoral, por lo que esas reformas que son necesarias solo podrán plantear después de las elecciones general de 2015 o de primeros de 2016.
En todo caso vamos un poco mejor y esperemos que ello sea una tendencia confirmada y no la flor de un día o de empleo temporal de cara a la temporada turística que es otro elemento de mejora de la situación económica nacional. Para la oposición y sindicatos las noticias de la EPA no son tan buenas como dice el gobierno, pero han de reconocer que va mejorando la situación lo que también ayuda porque todos viajamos en el mismo tren. Y no en dos y con rumbo de colisión como se empeña Artur Mas que además en eso tiene las de perder.