Un peligroso ataque a Siria
El presidente Obama y sus más poderosos aliados, Gran Bretaña y Francia entre otros (esperemos que sin la colaboración de España) se disponen a lanzar un ataque de ‘castigo’ contra el régimen sirio de Bashar al Assad en respuesta al horror y muerte causadas por el uso de armas químicas que EEUU atribuye al ejército sirio, según la información de la que dice disponer la Administración USA. Un ataque aliado, con bombarderos y misiles, en principio sin ocupación del territorio, cuyas consecuencias al día de hoy son imprevisibles y muy peligrosas para la paz en el Oriente Próximo.
Para empezar en los precios del petróleo que ya están subiendo por las nubes y que afectan seriamente a Europa, y a España de especial manera -EEUU está a resguardo de esa incidencia-, y siguiendo por el riesgo de desestabilización de Oriente Próximo que semejante acción podría provocar por: la propia respuesta Siria a la desesperada; y la probable implicación de Irán en el conflicto amén de las revueltas islamistas que todo ello puede generar en Líbano, Irán, Irak, Egipto e incluso en Libia y Túnez.
Y a no perder de vista la actitud de Turquía y las advertencias de Rusia y China, contrarias a la acción militar que, además, parece que se está orquestando sin el mandato expreso de las Naciones Unidas, lo que resta credibilidad a esta acción que sin duda tiene su vertiente humanitaria, visto el horror, muerte y enfermedad que las armas químicas de Al Assad han causado ya en las cercanías de Damasco.
Estamos pues ante un ataque peligroso y puede que ilegal, si la ONU no lo aprueba, que recuerda la intervención en Irak sobre las mentiras de pretendidas armas de destrucción masiva de Sadam Hussein, que llevaron Irak a una guerra inútil con ciento de miles de ciudadanos muertos, y que ha derivado en una guerra civil permanente, similar a la de Siria y parecida a la latente de Egipto sin que nadie esté en condiciones de garantizar que el islamismo radical y pro terrorista no acabe haciéndose con el control de esos países. Tal y como se teme hoy en Siria, como se desprende de la declaración ‘aliada, en la que se dice que con el ataque planeado no se pretende derrocar a Al Adsad en Siria sino castigarlo y darle una advertencia. ¿En beneficio de quien?
Lo primero que deberían hacer los Estados Unidos en las actuales circunstancias es forzar a Israel a firmar la paz en Palestina, en este momento crucial en que el que Gobierno de Tel Aviv acaba de provocar la ruptura de las negociaciones de paz por causa de ataques en territorio palestino y la aprobación de asentamientos judíos en esas tierras. Lo segundo es lograr el apoyo de la ONU para cualquier tipo de intervención. Y lo tercero saber quién está detrás de la oposición siria y si es cierto que brigadas radicales próximas a Al Qaeda están actuando en el territorio sirio contra El Asad.
Parece claro que los precedentes americanos de Vietnam, Irak y Afganistán no son suficientes para frenar el ardor guerrero de Obama -que imita a Bush eludiendo la ONU- en contiendas que acaban mal y en manos de dictadores, o de unos regímenes que nada tienen que envidiar a los que en su día fueron derrocados. De ahí la máxima preocupación que hoy día provoca este nuevo ‘calentón’ de Obama, que se suma al de sus ataques ‘preventivos’ con los drones y al espionaje masivo de medio mundo, aliados -y España- ahí incluidos.
En cuanto a nuestro país debería quedar claro y explícito por parte del presidente del Gobierno Mariano Rajoy que España no estará dentro de la coalición de potencias que atacará Siria. País con el que los españoles han mantenido una especial relación a lo largo de nuestra Historia y durante varios siglos. Además ya estamos inmersos en la guerra fallida de Afganistán, a través de la OTAN. Una Alianza Atlántica que Washington quiere implicar en el ataque sirio y que, por otra parte, de poco o nada sirve a España, visto: lo ocurrido en Gibraltar, la falta de cobertura atlántica de Ceuta y Melilla y de vigilancia eficaz en el estrecho gibraltareño. Además, bastante tenemos en este país con la crisis económica, el paro gigantesco, la corrupción y el deterioro institucional como para embarcarnos en una nueva guerra en Siria donde nadie está en condiciones de garantizar un desenlace razonable y de paz. Además ¿qué pasaría si tras el ataque aliado Siria decide lanzar más ataques químicos a la desesperada? ¿Deberían entonces los Estados Unidos y sus aliados invadir el territorio sirio y entrar en otra guerra frontal? La Historia demuestra que iniciar conflictos suele ser más fácil que ganarlos y concluirlos con eficacia y en paz. Quizás habría que agotar la investigación y el diálogo con Al Assad, que niega el uso de armas químicas, para que sea él mismo quien castigue a los autores de las masacres con gas antes de dar el paso definitivo de un ataque que difícilmente será puntual.