El PSOE necesita un Congreso extraordinario
Lo que necesita el PSOE, antes incluso que celebrar primarias regionales o nacionales, y antes que cualquier debate ideológico sobre el federalismo o las políticas económicas y sociales, es un urgente Congreso Extraordinario del partido que renueve el ya agotado liderazgo de Rubalcaba, rehaga el discurso nacional del partido frente a las propuestas de autodeterminación del PSC, que democratice sus estructuras y su sistema electoral internos y que defina sus posiciones ideológicas y programáticas frente a los desafíos de la sociedad española, europea y el mundo global.
Y ese Congreso Extraordinario Rubalcaba lo debe convocar lo antes posible, para el otoño entrante, si es que no quieren acabar todos ellos sumidos en un penoso proceso de autodestrucción, que va a tener graves consecuencias electorales para el PSOE en las citas que se inician en 2014 con los comicios europeos de junio. Y que se prolongarán en municipales, autonómicas y generales a lo largo de 2015, y entonces probablemente en unidas en una sola convocatoria si el PP decide –lo que no sería de extrañar- aunar las citas electorales de 2015 por su propio interés particular.
El último estallido interno del PSOE, después de la traca continua del PSC y de los desafíos de Galicia ha sido el anuncio de la retirada de Griñán del cartel de las elecciones y del liderazgo socialista de Andalucía, lo que debe de ir acompañado con su retirada de la presidencia nacional del PSOE. Una decisión la de Griñán, que incluye un adelanto de las primarias de este partido para escoger a su candidato o candidata (se habla de Susana Díaz) a la presidencia andaluza del PSOE, que deja en clara evidencia a Rubalcaba. El que se resiste a convocar en el nivel nacional las primarias del partido para las elecciones generales de 2015, con la absurda excusa de que antes hay que cerrar el debate ideológico y programático, cuando lo lógico sería que el nuevo cabeza de las listas del PSOE (y líder en potencia del partido) sea quien lidere ese debate.
Griñán se va no ‘para renovar’ el PSOE y la política andaluza sino porque no puede más con el escándalo de los ERE que pesa sobre sus espaldas y donde tiene, como poco, responsabilidades políticas directas, y porque ha fracasado con gobernante de una Comunidad con 30 de paro, una crisis galopante, endeudamiento enorme y hasta con casos de hambre y pobreza desesperantes.
Y además Griñán se va dejando en evidencia a Rubalcaba, como ya lo han dejado el PSC y los socialistas gallegos en numerosos casos, y cuando las intrigas en la cúpula del partido no cesan, así como las discrepancias sobre su manera de liderar la Oposición. La que ya ha recibido algunas críticas de calificados dirigentes del PSOE y, especialmente, en lo que a su reciente pacto con Rajoy sobre las cuestiones europeas se refiere, en contraste con su aún reciente petición de dimisión a Rajoy por los casos de corrupción del PP.
Rubalcaba se está haciendo un doloroso y prolongado haraquiri en el que se está incluyendo al propio Partido Socialista que corre el riesgo de hundirse electoralmente a profundidades insospechadas, incluso por detrás de IU, como ya se ha hundido en Cataluña, o ha retrocedido en otras Comunidades como Andalucía y País Vasco. Y no tiene más salida democrática Rubalcaba que la de presentar de una vez por todas su dimisión –la que debió haber ofrecido en su fracasada noche electoral del 20-N de 2011- tras convocar un Congreso Extraordinario del PSOE para los próximos meses. Por ahora se resiste a hacerlo pero ya no tiene escapatoria, y temprano o no muy tarde se tendrá que ir y convocar ese Congreso que debe ser la única salida realista y democrática a la enorme crisis de los socialistas que no cesa de aumentar, que tiene desconcertados a sus militantes y votantes –los que aún le quedan- y que abunda en la idea de una clase política agarrada a los cargos y que no asume sus errores y su responsabilidad.