Rajoy, De Guindos y Montoro, optimistas
El presidente Rajoy y sus ministros De Guindos y Montoro se han lanzado hacia el optimismo de la recuperación económica y del principio del fin de la crisis y los tres ya ven y anuncian brotes verdes y la luz de la salida del túnel. Ayer fue el turno del titular de Economía, Luis de Guindos, quien afirmó que en este segundo trimestre del año la recesión española se aproximará al cero. Horas antes el ministro de Hacienda, Cristobal Montoro, había declarado que las cifras de la balanza comercial, el déficit y el IPC habían mejorado, y hace pocos días fue el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien a propósito de la reducción del paro en el mes de mayo, anunció una importante mejora de la economía española. Ayer mismo Rajoy declaró ante la CEOE que “lo peor ya ha pasado”, y todo esto le animó a declarar no hace mucho que si todo sigue así podría bajar los impuestos en 2014.
Estamos ante la disyuntiva de: un espejismo que nos permite ver un oasis que no existe; o en verdad asistimos a una recuperación de la economía y la confianza en España -la prima de riesgo permanece en el entorno de los 300 puntos, aunque ayer subieron los intereses de la deuda española y la Bolsa de Madrid continúa débil-, que puede ser estacional ante la mejora de las expectativas del turismo que subirá en España este verano (por los problemas del mundo árabe y la crisis de Grecia y Turquía). O que puede ser sólido, porque los ajustes del déficit público español están dando resultados, al igual que el saneamiento de la banca, y sobre todo porque la UE y el FMI han reconocido errores en el exceso de la austeridad y se disponen a flexibilizar los ajustes y a dar ayudas en la Cumbre del Consejo Europeo de julio. Por ejemplo a tomar decisiones contra el paro juvenil español, el apoyo a las pymes, a la banca y en progresar ante la unión bancaria de la UE, una vez que Ángela Merkel gane las elecciones alemanas en el mes de septiembre.
Sin embargo lo cierto es que en este trimestre parece que España ha obtenido mejores resultados que en el anterior y eso nos puede ayudar a pasar el que se anunciaba como un duro verano, en el que dos noticias internacionales podrían incidir de una manera negativa en la situación general: las dudas sobre el éxito de las medidas monetarias -de inyección de moneda- del Banco Central de Japón, y la posible suspensión por la Reserva Federal de los Estados Unidos de las ayudas e incentivos al crecimiento.
No obstante estas noticias positivas de la macroeconomía de España en el segundo trimestre, aunque todavía no llegan a los ciudadanos de manera directa y efectiva, de estabilizarse podrían facilitar un final de año español más positivo de lo que espera el propio gobierno de Rajoy. El que, hace meses, decía en sus macro proyecciones económicas que la verdadera recuperación del país llegaría en el año ¡2016! Un horizonte y un discurso de lo más pesimista y desesperanzador que provocó la indignación general y que el Gobierno ahora está rectificando a marchas forzadas sobre la base de unos indicios buenos e incipientes que aún estan por confirmar y por ver si se convierten en un cambio definitivo de tendencia de la economía española.
Desde luego no está nada mal que el Gobierno abandone pronto el pesimismo en el que parecía instalado. Pero Rajoy no puede decir a los ciudadanos, que siguen sufriendo la crisis, que el pesimismo se ha acabado porque esos mismos ciudadanos lo siguen viviendo en su casa, familia y trabajo. Porque, no hay trabajo y no llega el crédito a las empresas y porque se anuncian recortes de pensiones y más ajustes y reformas que van a tener un indiscutible impacto negativo en la Sociedad.
De manera que ojalá será cierto el inicio de una recuperación, pero cuidado con echar las campanas al vuelo, cosa que niegan los propios miembros del Gobierno, mientras el campanario de la Moncloa no cesa de repicar. No vaya a ser que todo esto sea un espejismo estacional y entonces ‘más dura será la caída’, y el Gobierno y España habrán perdido la confianza y credibilidad de los mercados y de la ciudadanía en general.
Buenos días Sr Chicharro.
Le confieso que su articulo me ha sorprendido. No he podido resistirme a explicarle porque. No interesan aquí los avatares de mi vida salvo para decirle, y créame, que conozco profundamente tanto Euskadi como Catalunya. Muchos años he vivido en ambas naciones, nacionalidades en la actual constitución del 78, y siempre territorios históricos con excepción propia. Lamentablemente también ambas naciones han sido fuente inagotable de conflictos y tragedias desde los también sempiternos intentos de "unidad constitucional" surgidos a partir de 1808.
Y porque me sorprende tanto su articulo ?, porque creo que tiene razón. Hasta este articulo sobre el carlismo siempre le vi en las antípodas de lo que pienso y de lo que soy. No soy carlista. Soy republicano, ateo y laico, como muchos de los padres fundadores de los EEUU. Pero siempre he estado convencido de la realidad plurinacional del estado, lo que antes llamaban "las españas" y sin embargo veo que esas ideas son hoy un erial en el los partidos dinásticos de hoy (PP-PSOE, Conservador-Liberal de antaño).
Igualmente ocurre con otra gran idea del carlismo, el municipalismo. Tan solo la monarquía, tan poco ejemplar ella, parece hoy seguir teniendo apoyo. Y estoy convencido que muchas de aquellas ideas carlistas, convenientemente actualizadas a la realidad actual y vigencia de los DDHH, serian validas para encauzar los actuales problemas.
Mucho me temo que hoy es ya tarde para llegar a un arreglo en Catalunya. La veo totalmente desconectada y desilusionada para emprender cualquier proyecto conjunto con españa. Lastima que aquellas ideas carlistas no pudieran imponerse a las mas influyentes ideas jacobinas, o las mas recientes falangistas. Ideas uniformadoras, centralizadoras e intolerantes con la realidad plurinacional han sido la receta de la practica totalidad de gobiernos habidos desde 1808. Y a esto hemos llegado.