El gran misterio de Rubalcaba
Ni Chaves, ni Bono, ni Guerra y ni Salgado quieren ir en las listas electorales del PSOE que lidera Rubalcaba en pos de la derrota electoral del 20-N. Nadie quiere estar en la que puede ser la peor noche de elecciones del PSOE desde el inicio de la democracia, empezando por Zapatero que fue el primer en decir lo de “ahí queda eso”, a pesar de ser el autor del suicidio colectivo de este partido que, sin liderazgo, ni proyecto ni ideología –la anunciada reforma constitucional para incluir el equilibrio presupuestario ha dejado a los ideólogos de la izquierda perplejos- avanza con paso firme hacia una derrota sin paliativos en la que, por lo que se ve, pocos de los dirigentes y ministros de las dos pasadas legislaturas quieren participar, a pesar que todos ellos han sido cómplices de lo ocurrido en el PSOE y de lo que han hecho con España.
El único que sigue al pie del cañón y de su ambición es el candidato Rubalcaba, que ahora se dedica a dar charlas a los padres de familia, siguiendo la ruta de predicador del bien, del diálogo y de la moderación que ha escogido el mismo. El otrora astuto, implacable y manipulador de la vida política que, desde que lo eligieron cabeza de cartel –o de turco- del PSOE, ha sufrido una extraña conversióno metamorfosis en busca de hacer el bien y de su salvación.
¿Qué le pasa o trama Rubalcaba? No se sabe, pero si los que le habían nombrado candidato y los que lo aclamaron como el capitán que salvaría el barco socialista de entre la tormenta que lo empuja hacia los acantilados del naufragio esperaban de él un líder aguerrido, correoso y capaz de dar toda la guerra del mundo a Rajoy y al PP, ahora resulta que se sienten defraudados, porque el lobo feroz se convirtió en Caperucita. Además todo lo que parece haber sumado a su candidatura son “las tres Gracias” del PSOE, Jiménez, Valenciano y Pajín, mientras los viejos zorros felipistas y algunos otros del equipo de Zapatero hacen “mutis” por el foroy dejan solo al candidato quien, para colmo de todas sus desgracias, casi se entera por la televisión del pacto de Zapatero y Rajoy sobre la reforma de la Constitución para el equilibrio obligado de las cuentas del Estado, asunto de mayor cuantía –al que se había opuesto el propio Alfredo- que debía de haber anunciado el propio candidato de los socialistas, pero que le impuso por sorpresa Zapatero para dejar claro que el líder del PSOE y Gobierno sigue siendo él. La medalla de la reforma constitucional se la quiere apuntar el de León a medias con Rajoy, porque está escaso de resultados en la que será su funesta despedida del poder.
Cree Rubalcaba que el papel de bueno en la película del 20-N le permitirá salvar los muebles del hundimiento, y se va a equivocar porque lo suyo siempre fue, y lo hace y le va muy bien, el papel de malo. Rubalcaba no puede a su edad, y con su currículum de “tahúr” de la política, ser el galán de una nueva y bonita historia de amor con España, la izquierda y el centro político y social del país como al parecer pretende. Lo suyo es otra cosa, es el cine negro de Bogart –en el mejor de los casos- pero no de Cary Grant.
Entonces y, si es tan listo como se dice, a qué está jugando Rubalcaba. ¿Acaso está a punto de saltar un escándalo en contra del PP, y quiere poner cara de tonto y sorprendido como si él no tuviera o hubiera tenido nada que ver con ello? No se sabe. Los analistas del PP dicen que quiere dar imagen de estadista y recuperar votos de centro, pero eso da mucho que pensar porque lo primero que debería hacer Rubalcaba es recuperar el voto perdido en la izquierda en los pasados comicios locales y autonómicos del 22 –M. Pero con el discurso tonto y de predicador no va a ninguna parte y mas bien desconcierta y defrauda su base electoral.
Por lo que hay quienes piensan que Rubalcaba se hace el muerto para esperar y “apuñalar” a Rajoy en los debates electorales que se retransmitan por televisión. De hecho el líder del PP ha mordido el anzuelo al recordar en público que fue Rubalcaba quien se opuso a poner control y techo al déficit público, y puede que esa haya sido la primera vez que Rajoy, en una alarde de agresividad política, haya atacado directamente a por el candidato del PSOE que no respondió, porque sigue agazapado en la oscuridad aunque la luz de la Luna de vez en cuando hace brillar, entre sus ropajes, la hoja afilada de su puñal.