España bajo el volcán
Mientras en España no se fragüe un gran pacto nacional contra la crisis económica nada saldrá bien. Ni siquiera las propuestas de ajuste europeo, del gobierno económico de la eurozona y de constitucionalizar el déficit van a servir para nada, porque en primer lugar son a medio plazo y no engañan a los mercados y, además, no encajan dentro del modelo de los países periféricos del sur de la UE donde no habitan ni alemanes ni franceses sino ciudadanos de corte mediterráneo donde la disciplina y la austeridad no forman parte de la tradición sureña, y donde la única fuerza motriz está en el crecimiento, el despilfarro y la ilusión.
Y si todo, como piden Merkel y Sarkozy, son los ajustes, recortes y corsés y no hay crecimiento solo se va a lograr que la deuda publica de los sureños se mantenga al ralentí y que el motor de la credibilidad de los Estados no se pare. Pero si el coche no avanza por falta de crecimiento subirán los intereses, el Estado recaudará poco y aunque el motor siga en marcha estaremos parados y sin solución. Eso lo saben en el FMI y en la UE y por ello en Washington y en Bruselas se piden ajustes moderados e incluso se anima al directorio de Berlín y París a aceptar la puesta en marcha de los eurobonos, como medida inmediata para frenar el acoso de los mercados sin estrangular el crecimiento de las economías periféricas de la UE.
Y si además, en España no se logra un gran pacto nacional entre el PSOE y el PP y hay que esperar a abril de 2012 –como dice Rajoy, sin inmutarse- para poder aprobar los Presupuestos Generales de 2012, pues entonces todavía mucho peor. Por lo que la semana que ahora comienza en la recta final del verano y previa al otoño caliente y electoral que se avecina no pronostica nada bueno y menos aún para la Bolsa, la deuda pública y privada nacional, y la prima de riesgo de nuestro país, salvo que los eurobonos aparezcan poniendo freno a la especulación.
Hay cosas y problemas que son tan claros y sencillos de entender en España que las medidas sofisticadas y todos los propósitos de enmienda solo sirven para futuribles, pero no para el corto plazo que tenemos a la vuelta de la esquina. Y que, por la ceguera e incapacidad del gobierno de Zapatero y el egoísmo electoralista del PP, nos van a llevar a un infierno otoñal de graves consecuencias para España y de imposibles soluciones para el nuevo gobierno que se constituya tras los comicios del 20-N, por lo que el PP que es el esperado ganador de las elecciones hace mal en no colaborar ahora en pos de la soluciones de la crisis porque el grueso del gran problema le caerá en las manos a Rajoy, y luego vendrán los lamentos y el echar la culpa al pasado, como hace Cospedal en La Mancha.
Podemos decir que la falta de acuerdo nacional constituye una pérdida de tiempo que se ha prolongado demasiado en los últimos años, pero con más motivo en últimos meses y semanas sin que nadie moviera un dedo para evitar esta lamentable situación de la que es responsable el pleno de la clase política nacional. Lo que invita a una abstención importante en las próximas elecciones del 20-N. Y de todo ello tiene una primera y gran responsabilidad el Gobierno de Zapatero por incapaz y temerario pero también la alta dirección del PP por su ambición electoral olvidándose de España. Y lo mismo se puede decir del resto de minorías con representación parlamentaria que se han pasado las vacaciones –quizás con la excepción de CiU- sin aparecer, ni proponer nada importante. Todos, pues, a la espera de una campaña electoral que podría abrir sus puertas al mismo tiempo que sobre nuestras cabezas estalle la furia del volcán económico y financiero español e internacional.
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