Europa ciega, sorda y muda
¿Qué hacer con Gadafi y que puede ocurrir en Libia? He aquí las dos primeras preguntas que se hacen los gobiernos de Occidente ante la crisis y la matanza desatada por el régimen dictatorial del coronel Gadafi que tiene perdida la partida por mas que se resista a abandonar el poder. Pero a estas dos interrogantes se anteponen otras mas urgentes como son la de: como parar la masacre y evitar la guerra civil y tribal; como repatriar a los 10.000 ciudadanos de la UE que aún residen en ese país, y puede que a otros tantos de otras nacionalidades; cómo impedir el éxodo masivo de ciudadanos libios que huyen del terror y que están a punto de poner en marcha la diáspora masiva que temen en Italia como posible primer país receptor; como compensar ahora la suspensión de extracción de petróleo y su exportación a Europa; y quien puede ser el interlocutor libio alternativo a Gadafi.
He aquí un listado de interrogantes importantes que por una parte tienen paralizados y sin respuestas a todos los gobiernos de la UE, y a sus instituciones europeas, y que por otro lado está sirviendo de excusa para evitar la que debía de ser ya una contundente respuesta política y una advertencia militar (¿para qué sirve la OTAN?) que sería
la única manera de frenar la loca represión de Gadafi y de los leales que le van quedando –cada vez menos- y que continúan matando personas indefensas hasta llegar a la cifra que representantes del Tribunal Penal Internacional sitúan en torno a los 10.000 muertos y los mas de 50.000 heridos. Las imágenes de fosas comunes y de depósitos de cadáveres que están llegando de Libia son estremecedoras.
Y lo único que se escucha desde la UE es que actualmente se están estudiando sanciones políticas y diplomáticas en contra de Libia, cuando lo que todo el mundo espera de la UE –y de los Estados Unidos que también siguen mudos y desconcertados- es la petición de dimisión a Gadafi, una advertencia de intervención militar y una condena clara y sin paliativos por lo que a todas luces parece un genocidio que recuerda lo ocurrido en Yugoslavia hace años, que luego concluyó en guerra abierta liderada por la OTAN.
Pero mientras siguen amontonándose los cadáveres en la UE y en la OTAN siguen sopesándose los argumentos de toda índole, estratégicos, de inmigración, diplomáticos y políticos, antes que los humanitarios y antes que pasar a la acción. Y todo ello mientras crece la indignación mundial y especialmente europea donde los ciudadanos preguntan para que sirven la UE y la OTAN.
Hay que hacer algo y muy pronto, y si los gobernantes de nuestros países -¿se han olvidado de la Declaración de los Derechos Humanos?- no lo hacen se pueden encontrar con un reguero de protestas en las calles europeas y los medios digitales de comunicación porque esta Europa sorda, muda y ciega no puede permanecer así. Bastante responsabilidad tienen nuestros gobernantes por haber apoyado tantos años a los dictadores del norte de África como para que ahora no estén a la altura de la tan circunstancias, sin que nadie hable y actúe con firmeza y rapidez. Las dudas y el tiempo perdido alimentan las sospechas de que los intereses están por encima de la vida y de la dignidad.