El miedo escénico no es algo que solo afecte a quienes desean dedicarse a la interpretación. En realidad, se trata de un problema habitual entre millones de personas de todo el mundo. Algunos estudios han desvelado que más de un 70% de las personas del planeta sufren este problema. No siempre hay que plantarle cara, dado que, quizá, por tu trabajo no tengas que hablar nunca en público. Pero no cabe duda de que se trata de algo que no resulta agradable y que puede entorpecer tu vida en algún momento sin que lo veas venir.
Quizá sea en un brindis en un evento, como una boda, o en una charla o reunión en la que tengas que participar en tu trabajo. Sea como sea, es recomendable que tengas consejos o algunas recomendaciones que te ayuden a intentar superar este tipo de problema.
Mentalízate de la situación en la que estás
Si te encuentras sobre un escenario preparado para dar una charla, solo vas a tener que mentalizarte bien de lo que estás haciendo para que te relajes. Piensa que, si estás ahí, es porque hay motivos para ello. Seguro que han querido contar contigo por tus conocimientos, por tu experiencia o por otras razones relacionadas con el aporte que le vas a dar al evento. No todo el mundo tiene la posibilidad de llegar a donde tú lo has hecho, así que siéntete feliz de ello y piensa en lo mucho que te respetan todas las personas que te van a escuchar.
Cambia tus ideas negativas por positivas
Quien piensa en todo negativamente, termina viéndose afectado de manera notoria por ello. Los pensamientos negativos solo derivan en más pensamientos negativos y eso acaba siendo muy malo. Por ello, es importante que intentes cambiar esas ideas negativas por otras que sean positivas. ¿La situación está un poco complicada y crees que todo va muy mal? Seguro que hay algún tipo de elemento o de aspecto que te haga mirar lo que ocurre de una forma más positiva. Concéntrate en esa idea positiva y deja que se extienda y replique hasta que haya cambiado tu estado de ánimo. Así serás más capaz de realizar la charla sin que los nervios y el miedo escénico te controlen.
Prepárate para perder la concentración
Será algo que terminará ocurriendo antes o después, al menos la primera vez. Si la charla es más larga que unos pocos minutos, lo más posible es que tu cerebro se distraiga en algún momento y que pierdas el hilo. No hay de qué preocuparse, porque esto es algo que le pasa a todo el mundo. Lo único que tienes que hacer es surfear esa problemática ola para que consigas llegar a un desenlace positivo. No hay nada de malo en perder un poco del hilo. Tu cerebro pensará rápidamente en lo que estás haciendo y te volverá a poner en rumbo. Si quieres, puedes usar una frase comodín que justifique esa pérdida de concentración momentánea. El público lo entenderá.
Sé respetuoso con tu público
La audiencia lo es todo cuando das una charla o haces algún tipo de actuación ante el público. Por ello, lo primero que tienes que hacer al subir al escenario es recibir a las personas que te van a oír de una forma adecuada y con respeto. Todo dependerá del contexto, pero si se trata de un lugar donde muchas de las personas te conocen, puedes ser un poco más gracioso y relajar el ambiente con una broma. Además, no olvides mantener la sonrisa en todo momento y hablar de una forma que resulte clara. Esto te garantizará que estarás siendo totalmente respetuoso con las personas de la audiencia.
Habla de una forma natural
Algo en lo que coinciden la mayoría de los oradores expertos es en que resulta imprescindible comunicarte con el público hablando de una forma natural. Es decir, no se trata de dar una charla técnica o de hablar como si estuvieras leyendo algún tipo de manuscrito. Las charlas que mejor resultado y sensación dejan son aquellas que se digieren de forma más natural y que no dan vueltas sin llegar a ninguna parte. Tiene que parecerte que estás hablando en familia o con amigos y no dar la sensación de que te estás dirigiendo a un grupo de catedráticos que van a tomar la decisión sobre si continuas o no en tu trabajo.
Utiliza el lenguaje corporal
Esta es una de las mejores técnicas y una de las que menos se aplica, aunque parezca sorprendente. Tienes que usar el lenguaje corporal, mover tus manos y brazos o incluso la cabeza de una manera que resulte natural y que acompañe a lo que estés diciendo. Y, si tienes que moverte por el escenario para sentirte más tranquilo, ¿Quién te lo impide? ¡Hazlo! Aunque con control, no te vuelvas loco de un lado a otro.