Ahora que la vuelta al cole es uno de los temas más repetidos, es el momento de preguntarse cuál es la mejor manera de ir a colegios o institutos. A pie, en coche, en bici, en transporte público... Cada niño va a clase de forma diferente, pero si hay una que tiene grandes beneficios sobre ellos es ir andando. Andar hasta clase les ayuda tanto a nivel de salud como cognitivo, por lo que la promoción de este hábito entre las familias se antoja un elemento clave para que cada vez más jóvenes vayan a clase a pie.
Para los más pequeños andar unos 10 o 15 minutos hasta el colegio es el ejercicio ideal, y de rebote nosotros también nos beneficiaremos de este trayecto. Ayudará a mantenerlos en buena forma, evitando problemas como el sobrepeso, y mejorará su salud, circulación y concentración mental. También les servirá para conocer mejor la calle, el tráfico y adquirirán nociones de seguridad urbana; además de ser un momento ideal para hablar con ellos o con otros niños y padres que hacen el mismo camino.
Varios estudios demuestran que la plasticidad del cerebro es mayor en la adolescencia que en el resto de etapas de la vida, por lo que estamos en el momento ideal para estimular la función cognitiva. El problema es que la adolescencia también es la edad en que cae más la actividad física -especialmente entre las jóvenes- lo que contrarresta esta plasticidad cerebral. Así, ir andando a clase sirve para estimular y activar el cerebro todo el día, aumentando el gasto energético y mejorando su salud y el rendimiento educativo.
Otro de los aspectos que se han estudiado en las diferentes investigaciones es la distancia recorrida. Así, los jóvenes que andan unos 15 minutos para llegar al colegio o al instituto tienen un rendimiento cognitivo más grande que sus compañeros de clase que viven más cerca del colegio. No podemos pasar por alto la vertiente medioambiental, ya que andar implica dejar el coche aparcado con todo lo que eso conlleva.
El hecho de dejar el coche en casa hará que ahorremos en combustible y evitemos los típicos problemas de aparcamiento o tráfico tan comunes en las ciudades a hora punta. Indirectamente, esto repercutirá en nuestro estrés, ya que andando nos estresaremos menos que en el coche. También se reducirán las emisiones de gases de los coches, y al no utilizar el coche en horas de gran congestión de tráfico la calidad del aire que respiramos mejorará.
Vía: Hacer familia
Foto: OakleyOriginals