Mientras en algunos países nos cuesta recordar la importancia del agua para nuestro organismo y las ONG se esfuerzan en recordarnos con acciones conmemorativas del Día Mundial del Agua (22 de marzo) la necesidad de cuidar este elemento, en otros lugares, no demasiado lejos de nosotros, la escasez de agua hace que las enfermedades se propaguen y que las personas mueran deshidratadas.
Esto es precisamente lo que esta denunciando estos días el Comité Internacional de la Cruz Roja, que ha advertido a través de un comunicado del riesgo al que se exponen diariamente miles de habitantes de la Franja de Gaza, como consecuencia del mal tratamiento que se realiza de las aguas residuales en el territorio. Y es que, según denuncia la ONG, "la superpoblación en la Franja de Gaza, el consumo excesivo de las fuentes de agua dulce y el tratamiento deficiente de las aguas residuales producidas por centenares de miles de personas” representan “una grave amenaza para el medio ambiente y la salud pública”, que no parece preocupar a las autoridades de la zona.
La construcción de infraestructuras adecuadas, como una depuradora, algo que a nosotros nos parece tan simple y tan básico, se ha visto imposibilitada una y otra vez por el bloqueo internacional al que está sometido este territorio, de tal manera que, como aseguran desde Cruz Roja en muchos casos “se ha impedido la entrada de materiales que permitan el desarrollo de infraestructuras que presten los servicios básicos”.
Ahora desde la ONG se ha anunciado la inauguración de una planta de aguas residuales que , esperemos, ayudará a los habitantes de la franja a mejorar la calidad de sus aguas permitiendo incluso que , tras la depuración, el 90 por ciento del agua utilizada pueda volver a ser empleada en el riego de cultivos, agracias a la combinación de estrategias ambientales innovadoras con “bajos costos de construcción y funcionamiento”, algo imprescindible en un lugar en el que sería imposible mantener las costosas tecnologías occidentales .
El caso de Gaza no es el único. Se calcula que en la actualidad 828 millones de personas viven en tugurios, sin servicios básicos y, por lo tanto sin un acceso directo al agua; este número aumenta en 6 millones y que cada año más 1,6 millones de niños menores de cinco años mueren cada año por esta circunstancia.
Por ello, entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio, uno de los compromisos es el reducir a la mitad el número de personas sin acceso a agua potable para el 2015, así como erradicar la explotación insostenible de los recursos hídricos