En otros artículos hemos hablado de la importancia del oficinista, la persona que desarrolla su trabajo en el ámbito de una oficina. En todos ellos hemos destacado que las labores del oficinista pueden ser muchísimas, pues a diferencia de otras denominaciones más concretas, como 'secretaria' o 'administrativo', lo único que nos especifica la palabra 'oficinista' es el lugar donde la persona desarrolla su trabajo. Sin embargo, es cierto que esta denominación se suele usar para un perfil muy concreto de empleado. A continuación describimos a grandes rasgos las actividades del oficinista.
- Gestión, administración y organización de los documentos de la oficina, o de aquellos relacionados con su ámbito de trabajo.
- Recepción y filtro de llamadas de teléfono.
- Recepción y filtro de correos electrónicos.
- Recepción de la correspondencia.
- En caso de tratarse de una secretaria o similar, gestión de la agenda, eventos y viajes de su superior.
- Burocracia (trámites bancarios, Administración Pública, etc.).
- Procesamiento de documentos.
- Según el cargo, gestión de la contabilidad de la empresa o departamento.
- Gestión de bases de datos relacionadas con la actividad de la empresa.
Como vemos, resulta muy complejo describir exactamente cuales son las actividades del oficinista, más allá de aquellas que de buenas a primeras nos vienen a la mente. La mayoría de sus funciones dependerán de su cargo, aunque aquí hemos descrito solo las más típicas. En cualquier caso, hay que tener en cuenta que serán labores que se llevarán a cabo casi siempre delante de un ordenador, o trabajando con material de oficina tan frecuente como archivadores o portafolios. En definitiva, gran parte de la función de un oficinista se basa en la organización y la pulcritud. Es esa figura que mantiene el orden y la concordancia en lo que sucede en la empresa, mientras los de arriba están por cuestiones de alto empaque y los de abajo, o los departamentos más especializados, cumplen con responsabilidades de otra índole.
Esta función de 'columna vertebral' del oficinista, aunque no siempre valorada como se debería, sí que obliga a la persona que la lleva a cabo a presentar unas aptitudes muy concretas. Así, entre las cualidades del oficinista encontramos la pulcritud, la alta capacidad de organización y la eficiencia. También una buena presencia y capacidad de trabajar bajo presión.
Como vemos, ser oficinista es mucho más complicado de lo que parece a simple vista. Si quieres dedicarte a ell0, recuerda prepararte antes todo lo que puedas. Aunque es una dedicación para la que mientras hayan empresas, habrá demanda, no puede desarrollarla cualquiera y a menudo ha estado infravalorada.
Foto: melburnian en Flickr.com.