Japón se encuentra en un momento de su historia particularmente importante, al menos a nivel económico. El país pasa por un momento financiero complicado y se adapta a su situación como puede, luchando con uñas y dientes para mantener la estabilidad de la nación. Uno de los factores a los que hace frente es el problema del arroz y cómo este encarece su precio cada vez más. Debido a ello, la nación está cambiando, desde sus cimientos, para apostar más por la producción de pan y que así la de arroz tenga una aliada a su lado de la que sacar partido.
Japón ha cambiado mucho en los últimos 10-20 años. En el pasado, el pan era algo complementario, un dulce, un extra del que disfrutar fuera de casa. Se trataba de la comida típica de Occidente que los japoneses disfrutaban con curiosidad y placer. Sí, se comían algunas tostadas con pan de molde, pero no era lo habitual. Tampoco era frecuente encontrar panaderías de estilo francés de forma constante a lo largo de todos los barrios y estaciones de tren tal y como sí ocurre en la actualidad.
Hoy día el pan está mucho más asimilado, aunque esto no significa que se haya introducido en las comidas. La sociedad japonesa es firme en sus tradiciones y el arroz continúa siendo el elemento principal de comidas y cenas, e incluso de los desayunos en la mayoría de los casos. Pero el pan, se abre camino.
Los granjeros han desvelado ahora que trabajarán más en el cultivo de trigo, lo que llevará a que el pan tenga una mayor presencia en el día a día de los japoneses. El motivo de ello se encuentra en que solo un escasísimo porcentaje del trigo se cultiva en Japón, mientras que el resto es comprado desde el extranjero por el gobierno japonés y luego distribuido entre los granjeros. Esa dependencia que Japón tiene del trigo no es algo que le guste al país, por lo que está haciendo lo posible para animar a los granjeros japoneses a que comiencen a cultivar trigo y que así puedan tener su propia producción de pan.
También es una buena idea a la vista de los precios que tiene el arroz, mucho más elevado que en países donde no se consume de una forma tan habitual, y como medida para bloquear el aumento del precio del pan que se está viendo desde los últimos meses. Esto tendrá unas consecuencias directas en la sociedad japonesa en los próximos años. Si el pan ya es común en la vida de los japoneses, pronto se espera que su presencia sea todavía mayor, aunque no se cree que pueda llegar a competir en nivel de consumo con el arroz.
Para el turista que viene a Japón, es curioso y chocante ver las muchas panaderías que se acumulan en las zonas más céntricas. Normalmente son panaderías francesas que venden bollería, tanto dulce como salada. Los productos están, por lo general, adaptados a los gustos de los japoneses y lejanamente inspirados, en algunos casos, en los bollos que se venden en Europa. Hay una escasez de originalidad importante, todo sea dicho, puesto que la mayor parte de panaderías, incluso formando parte de distintas franquicias, acaban teniendo unos productos prácticamente similares. Por otra parte, el pan sencillo, la barra, no se ha instaurado en Japón como un artículo de trigo que sea del interés de los japoneses.
Solo algunas panaderías venden barras de pan y, las que lo hacen, normalmente lo comercializan en versiones blandas. Encontrar una barra de pan crujiente es muy complicado, siendo necesario recurrir a ciertas panaderías que sí producen algunas barras al día y que, eso sí, no lo venden precisamente barato. No obstante, todo está sumando para que Japón se vaya acostumbrando más al pan y que así la producción de trigo local sea algo que tenga más sentido para la sociedad japonesa.
Si tienes la oportunidad de visitar Japón en fechas futuras, no dudes en probar alguno de sus bollos disponibles en las panaderías. En los supermercados, principalmente, lo que puedes encontrar son envases de rebanadas de pan de molde en distintos modelos dependiendo del grosor y del proceso de fabricación que se haya llevado a cabo. Es poco habitual ver barras de pan en los supermercados, aunque hay algunas excepciones.
El pan se comercializa con fechas de caducidad realmente cortas, por lo que es importante estar al tanto de la fecha y de si en las rebanadas, una vez estén en el hotel o apartamento, muestran algún tipo de moho. Al fin y al cabo, Japón es un país donde la humedad resulta terriblemente alta, lo que provoca que algunos alimentos no tengan una fecha de caducidad demasiado elevada. Lo más probable es que dentro de otros 10 años, la situación en el país haya cambiado de nuevo y el pan tenga una presencia aun más notable.