Francia déjà vu
Me acurdo de Jospin, aquel socialista francés que se parecía a Robespierre por su seriedad adusta. Nada que ver con Mitterrand que recordaba a un abate del siglo XVIII como Morellet o Galliani; Jospin era como un jesuita de Port Royal: seco, austero, puritanico.
Les veía en la Brasserie Lipp en Saint Germain. Un día incluso me sugirió el maître: “Espere usted a que termine el Señor Jospin y le daré su mesa”. Confiado en su sobriedad esperé, mientras le analizaba -por encima- y sacaba una buena impresión de hombre honrado pero poco simpático, sin el glamour tenebroso de Mitterrand.
Total, que volvemos a estar donde Jospin: perdedor en la primera vuelta, los votos de sus socialistas y de muchos otros se concentraron en Juppe (creo) para no dárselos a Le Pen padre de la actual Juana de Arcos.
Es un “déjà vu”, la izquierda hará de tripas corazón y dará sus votos a Macron, les guste o no, para que no salga Le Pen Hija. Parece que habrá 20 puntos de diferencia a favor del liberal y otro día en la oficina.
Pero uno o puede evitar una fantasía. ¿Qué pasaría si ganase LePen en alguna de sus formas?. La sombra de Trump se alza sobre París. ¿También resultaría en Francia que el dragón no es tan fiero como lo pintan y que la razón de estado se impone sobre el racionalismo del personaje?.
La caída del socialismo francés a un 6 por ciento del voto es una mala noticia para la estabilidad del sistema; solo si las nuevas mayorías tipo Macron se consolidan, podrían sustituir al socialismo como baluarte de la alternancia francesa. Ojo al parche, que a España puede caerle en el PSOE otro “déjà vu” de lo que pasa en Francia.