Apocalipsis zombis
El otro día logré reírme leyendo las noticias de política española - que suelen repelerme o deprimirme -. Alguien en el Senado preguntó qué medidas contempla el Gobierno ¡en caso de una Apocalipsis Zombis!
Desperté de mi letargo y disfruté con la respuesta, sobre todo que, si el caso es apocalíptico, el Gobierno no puede calibrar hasta dónde llega la apocalipsis.
En el Madrid de los años 20, según me contó José Fernández Montesinos, pasaron una revista cuya vedete exhibió de tal modo sus encantos, que el empresario, entusiasmado gritaba: “¡Esto es la sicalipsis!”.
Yo creo que la España de hoy lleva una década en plena sicalipsis política por los casos de corrupción. No que el PP sea más corrupto que el PSOE, sino que, por alguna misteriosa razón, los corruptos del PP están todos los días en los medios y los corruptos del PSOE salen mucho menos. Por ejemplo, los corruptos del Baix Llobregat - recalificaciones urbanísticas - del PSC no han salido ni una vez en la prensa todavía.
Aparte de unos cuantos políticos inteligentes como Rubalcaba o Margallo y otros, para mí el Congreso está lleno de Zombis –“infame turba de nocturnas aves, gimiendo tristes y volando graves”- que no saben lo que se dicen, ni entienden lo que les ha tocado legislar o gobernar.
Tampoco entiendo las fascinaciones de la gente que me rodea por los zombis, como se refleja en las series que dedica la televisión a esa clase de muertos vivientes o de vivos sin alma. ¿Por qué le puede gustar a alguien contemplar las peripecias de los asquerosos zombis en vez de las de Ulises?. No lo entiendo, pero me inquieta.