La década áurea
Los ingleses tienen debilidad por China, lo cual es raro en una isla que solo tiene debilidad por las apuestas, los zorros, los perros y los caballos. Pero sienten debilidad por China porque el Celeste Imperio fue el primer país en ningunearlos. Cuando Felipe II estaba tratando de casarse con una inglesa, los chinos despreciaban a los ingleses, a Felipe y a toda Europa en general.
A finales del siglo de las luces, en 1780, Jorge III envió a China a Lord Macarney con unas chucherías para sugerir a los chinos que abriesen su país al comercio europeo. El emperador le contestó que en China tenían de todo, y no necesitaban ninguno de los trastos - astrolabios, relojes, telescopios - que les mostraba el Lord para congraciarse con ellos.
A eso siguió el “siglo del oprobio” entre 1850 y 1950 durante el cual China fue invadida, saqueada y humillada por los europeos: ingleses, franceses, alemanes, incluso rusos además de sufrir la quema del opio, una de las vesanias más abyectas entre los muchos que practicó el imperialismo inglés.
Ahora vienen con flores y violines a cantarle la serenata al actual emperador chino que a la sazón se llama Xi Jinping, que les lleva 40.000 millones de euros en inversiones. La Reina lo pasea en carrozas y él sonríe, mientras Cameron se promete una Era dorada o una década, al menos, de buena relación con China. Que se lo digan a Toni Blair que flirteó con Wendi Chang. Ese sí que sabe.