Lío al moro
Otra vez estalla con virulencia la revuelta en el Islam. Egipcios matándose en la plaza, sirios peleando por las calles, los libios en cuarentena, Irak en caos, Afganistán irredento… ¿Qué pasa? What went wrong?, como dice en el título de su libro Edward Said.
Su tesis es que, en algún momento, la civilización islámica tuvo una avería -si se me permite el símil mecanicista- que detuvo su progreso respecto a Europa. Ello sucedió hacia el siglo XII, puesto que antes el Islam era claramente más civilizado y desarrollado, incluso tecnológicamente, que Europa. Basta recordar el Califato de Córdoba, la Escuela de Traductores de Toledo, la Escuela de Médicos de Palermo -que pasaría a Montpellier- , el comercio y la navegación de los musulmanes, su filosofía averroísta, para constatar su ascendiente hasta esa fecha fatídica del siglo XII en que perdieron pie, se replegaron sobre sí mismos y se apartaron de la evolución mental y científica de los europeos.
Para colmo, los portugueses y españoles les dieron la vuelta para comerciar directamente con la India y China sin cruzar los países musulmanes. Desde 1490 los portugueses bordean África hasta la China y los españoles cruzan el Atlántico hacia América. Venecia se arruina, Alejandría también y la Ruta de la Seda pierde tráfico. La falta de comercio aísla aún más a los países del Islam que, luego en el siglo XVIII, son atacados y colonizados por ingleses y franceses.
Se encierran aún más, convierten el Corán en su código civil, sus países en monarquías absolutas o en colonias de los turcos, no hay industrias, poco comercio y cuando les cae -o sube- el maná del petróleo, se lo quedan cuatro jeques y reyezuelos que no modernizan el país para quedárselo todo ellos. Así no se monta una democracia y lo que hay es una lucha entre laicos -que son los militares,- y Hermanos Musulmanes, que son los curas o los creyentes fundamentalistas. Es esas están y no se aprecian indicios de mejora.