Eres y Capirotes
No puede uno quitarse de la cabeza la escena tarentinica del ku-klux-clan con sus capirotes
caseros mal ajustados rodeando al inefable dentista alemán en Django Desencadenado, cuando contempla las procesiones de Semana Santa.
¿Quién estará debajo de aquel capuchón morado, Bárcenas, Torres, el mismísimo Griñán, gran hermano de la cofradía?
Hemos conseguido llegar a un empate técnico de chanchullos y corruptelas -es todo tan cutre y de poca monta, que a veces no llega a corrupción- de modo que a los sobres de Bárcenas los otros contestan con los ERE, que no ¡eles! de la junta andaluza. Cantar del pueblo andaluz que todas las primaveras anda pidiendo escaleras para subir a la cruz. Y los del PP perseguidos a domicilio cual Iscariotes del prendimiento de mi pueblo.
Ya volvemos a tener a España enzarzada en el “y tú más” en dos juicios que en uno la jueza fue tan denostada que le ataco la neuralgia de trigémino, que me dijo Montesinos, es lo peor que hay, y en el otro dos jueces, dos, se disputan el salomónico privilegio de empapelar a quien se salga de la foto.
Somos un país recurrente de querellas reiteradas y periódicas. Esto ya pasó con Filesas y Felipes y volverá a suceder mientras muchos se dediquen a la política para dar licencias y ganar dinero. Lo aprenden como concejales y alcaldes de pueblo o de Marbella y luego lo aplican a gran escala si les das el ministerio de Fomento, pongo por caso.
Quisiera verles arrastrando una cruz en la procesión del viernes santo para expiar sus culpas y sin capirote en señal de humildad y santo arrepentimiento. Yo mientras me leeré El Lazarillo de Tormes que es donde se explica mejor lo que está pasando: un país de fantoches, listillos, vagos, aprovechados, ignorantes con ínfulas y sin sentido ético. Un país como para buscarse otro.