¿Friquis?
La gente habla de oídas, aquí el único que ha visto freaks de verdad soy yo, o quien como yo, ha visitado la calle 42 de Nueva York donde, hacia los años 60 se pagaba entrada para ver “freaks” . Los freaks son personas con alguna deformidad que les hace raros, lo bastante raros para que otras gentes paguen entrada por verlos. Debo aclarar que nunca entré en aquellos antros, pero las fotos del vestíbulo era suficientemente escalofriantes.
Luego se llamó freaks a un tipo de hippies que se comportaban de modo aun más raro que los hippies normales, valga la contradicción. Los vi en Berkeley y no me resultaban desagradables. De ellos vino el verbo “freak out” que significa desbarrar, huir despavorido, trastornarse. Como las hamburguesas y los tejanos, la palabra freak se ha difundido en España con retraso e indudables ambigüedades semánticas, lo cual es normal, pero de eso a oír que los del PP ahora son friquis es una sorpresa no exenta de cierta satisfacción. ¿Quién no recuerda a Fraga en Palomares? eso es un friqui y lo demás son filfas. El PP se lo tiene bien ganado.
Claro que “freak out” es el verbo que yo aplicaría a las fiestas de Roldán tal como aparecía en la foto de los sostenes colgados en el gancho de la pared. Roldán fue el friqui del felipismo tardío. Ahora no queda nada parecido y no entiendo por qué el señor Blanco resucita el término. En Paris sí, el modisto John Galiano es un “freak” de cuidado por tal como se viste y la cara que pone, y encima tuvo un “freak out” el otro día que le ha costado el empleo. Galiano, aunque sea de Gibraltar no me encaja en el aspecto de los militantes o dirigentes de ningún partido del espectro político español.
También sufrió un “freak out” importante el señor Ruiz Mateos cuando se vistió de Superman y le daba collejas a Boyer. Esperemos que no le vuelva a dar el ataque tal como están las cosas estos días. Para no hablar del friqui por excelencia, Berlusconi.
En fin, que a mí los friquis en política me divierten más que los genéticos, que me causan pena. Y como ya no quedan “freak shows” en Nueva York, ahora podemos ir al Congreso de la Carrera de San Jerónimo donde, encima, la entrada es gratuita y se ven desde el balcón de invitados mirando hacia el banco azul.